Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Entender muchas de las realidades que se vive fuera de la capital resultan complicadas para muchas personas y más cuando estamos hablando de temas ancestrales profundos que se mezclan con la ausencia del Estado que permite que el crimen organizado cope los espacios. Nada justifica la violencia que personas en Sololá han perpetrado.
Pero por difícil que pueda ser entender la realidad, era más complicado generar más caos y desastre y eso fue justamente lo que logró el Gobierno al que la inteligencia no le sirve. Alejandro Giammattei cree que todo se resuelve con Estados de Emergencia (Excepción en este caso) y que cualquier decreto que se emita resuelve mágicamente los problemas.
Las muertes del Inspector o de los otros 4 miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) -a las 9 horas del 8 de enero no se sabe porqué el Gobierno no informa con la verdad- deben pesar en la conciencia de un Presidente y de unas autoridades que han desbaratado aquellos verdaderos aparatos de inteligencia que deberían servir para enfrentar ilegalidades y no para trabajar de la mano con ellas.
Por mucho cuero que tenga Giammattei, no ha salido a dar la cara porque explicar lo inexplicable cuesta tanto y sin duda estarán pensando a que “Chonita” o qué chiste contará para desviar la atención, cuando al fin dé la cara. Ha manejado el país a su antojo, al ritmo de sus negocios y los de su gente y esto está costando vidas literalmente.
Si uno siente frustración ¿qué sentirán los familiares de las víctimas que murieron cumpliendo la labor que les fue encomendada?
Se tomó como chiste que a nuestro Presidente, un capturado acusado por nexos al narco, le enseñara un avión no tripulado que supuestamente iba a servir para vigilar al mismo narcotráfico, pero resulta que el mandatario está más centrado en sus cosas que en Gobernar al país y como nadie le puede decir nada porque tiene un carácter que grita a cualquiera, vive en la realidad que le brinda su Centro de Gobierno y miren cómo vamos.
Y como se trata de asegurar impunidad y dar tranquilidad a los amigos de negocios del núcleo presidencial, con esa misma ligereza con la que han enfrentado el caos en Nahualá encararán la elección de Fiscal General porque solo están viendo cómo sientan a un abogado que les jure impunidad vitalicia y les sirva para perseguir a quienes necesiten dentro del plan que tracen.
Llora sangre ver los niveles de deterioro a los que nos han llevado y lo peor de todo, es que todavía falta. Increíble que la Cámara de Industria se preste al juego de no informar con la verdad, pero la verdad es que se han venido prestando desde hace mucho tiempo a cosas que no deben y por eso es necesario que los empresarios que no comparten las políticas del Gobierno y no quieren vivir esta realidad, levanten la voz para proponer, para construir y para que podamos alcanzar acuerdos.
El país nos lo escurren por las manos y debemos asumir responsabilidad porque es lo que hemos tolerado, es lo que hemos permitido con acciones y omisiones y ahora nos toca decidir si queremos seguir siendo espectadores de una tragicomedia que cuesta vidas o haremos lo necesario para oírnos, por debatir, por pasar ratos colorados pero con el afán de construir, de reencauzar y de recuperar este país. Yo opto por lo segundo.