Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El día de ayer viernes fue de sentimientos tan encontrados como pocos momentos en mi vida. Todo lo positivo que tiene dar este paso, tiene un enorme asterisco, pues tal y como ha pasado en otras industrias, la innovación golpea a seres humanos que se quedan momentáneamente sin trabajo.
A menos de 20 compañeros, con los que teníamos el gusto de compartir día a día, ayer les rendimos un homenaje de agradecimiento y a pesar que se les pagará todo lo que les corresponde, el sentimiento es complicado porque sabemos que en la vida hasta los espíritus más duros se pueden romper sin un trabajo y por eso, uno de los primeros compromisos de la Quinta Época de La Hora es ayudarlos a que pronto tengan un empleo.
Siempre supimos que esa era la consecuencia de afrontar la factura que nos pasaron los diputados y miembros de la nueva Corte de Constitucionalidad (CC). No se buscaba mejorar condiciones para los clientes que deben publicar en medios hechos privados con trascendencia pública, pues el Diario Oficial subió los precios a pesar que ya no deben imprimir los edictos, si no que la intención buscada era que ayer fuera el fin completo de La Hora.
Gracias a Dios, a que mis padres no han dejado de creer en esto que hacemos y gracias a la confianza de Luis von Ahn, de trabajadores que hacen esto posible y de clientes que nos entregan su confianza, hoy lejos de anunciar el fin, marcamos el comienzo de una nueva época que nos demanda un renovado compromiso y nos da alternativas que el papel no ofrecía.
Expandir mercados es mucho más accesible, pues yo recuerdo la travesía que fue cuando en el 2017 y 2018 fuimos a tocar las puertas de imprentas en Estados Unidos para que nos imprimieran nuestro producto y luego lo que significó la logística de distribución.
Eso ahora desaparece y se nos abre un enorme mundo de oportunidades. Nuestros periodistas están siendo equipados para poder ser hombres y mujeres capaces de producir en formato escrito, audio y video, desde cualquier parte.
Hemos venido trabajando para cambiar la cultura de cómo trasladaremos nuestros contenidos a las audiencias, de cómo entendemos mejor a quienes ya consumen lo que producimos y de los millones que aún nos quedan por conquistar en Guatemala, El Salvador, Honduras y Estados Unidos.
Muchas gracias a todos aquellos que nos dejaron entrar a sus casas por medio de una edición impresa que ayer despedimos. Ahora nos podremos ver en cualquier momento, en su teléfono, en su computadora o su tableta y nos podrá leer, escuchar o ver.
Los medios tenemos un rol en la sociedad que debemos entender en su justa dimensión. Aquí siempre hemos dicho que no estamos para deshacer la vida de nadie y que por el contrario, sabemos que estamos llamados a empoderar para transformar realidades.
Debemos, redoblar esfuerzos para que nuestro actuar nunca colisione con ese principio que “se han hecho cosas turbias pero es mejor que existan por el bien de la libertad de prensa”. Debemos siempre asegurar que los ataques a esa libertad de prensa sean eso y no acciones para que se rindan cuentas y para evitarlo, expresemos que se está atacando la libertad de expresión. Ese es nuestro compromiso, eso es lo que demandamos y es lo que pueden esperar de La Hora.
En La Hora creceremos en nuevos segmentos, desconocidos para nosotros hace unos meses, pero lo hacemos convencidos que este es el momento de empoderar con todo tipo de información que agregue valor.
Aquí privilegiaremos por encima de todo la propuesta y propiciaremos los espacios para que los guatemaltecos nos podamos escuchar mejor, sabiendo que si nos damos la oportunidad podremos encontrar terreno común.
No negociaremos principios, ni daremos cabida a los ingresos económicos que nos condicionen a traicionar lo que creemos.
Esta será la tribuna de todo aquel que ya entendió, que está preocupado pero sobretodo motivado en medio de tanto, sabiendo que si hacemos lo propio, más temprano que tarde, daremos vuelta a esta realidad.