Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Tocar un fondo que en Guatemala nos provoque tomar más conciencia todavía no se ve cercano. Nos hemos convertido en un país con un enorme umbral del dolor y por eso es que siento que aún no hemos tocado los fondos que nos preocuparán y nos harán reaccionar.
Pero hay ya eventos preocupantes que nos deben abrir los ojos, pues ya son semáforos en rojo que no podemos ignorar. La situación a media semana con el tema de los monumentos empieza a demostrarnos que no privará la razón en los momentos complicados y ese acto repudiable debe marcarnos un alto porque, si no, las cosas se nos saldrán de control en breve.
Hace un fin de semana, mucha gente se horrorizó con los hechos en los que dos mujeres y un hombre perdieron la vida tras actos muy bien orquestados, no solo para quitarles la vida si no para repartir los cuerpos.
La agresión a un Policía Municipal de Tránsito (PMT) y la posterior agresión de agentes de la PMT, debe hacernos reflexionar. Mal hacemos en pensar que las reglas están para violarse, que basta poner luces de emergencia para detenernos donde no se puede y sorprendernos porque nos sancionen, en recurrir a los golpes a la autoridad e igual de malo es que la Policía de Tránsito en lugar de recurrir a la Policía Nacional Civil (PNC), haga justicia por propia mano.
El jueves mismo nos enteramos de una macabra historia de dos esposos que fueron enterrados en su propia casa y aunque falta investigación, sin duda hay hechos que posiblemente se desprenden de relaciones laborales en la misma morada. Que alguien mate y encima entierre los cuerpos en el jardín de la casa de quienes acaba de asesinar, nos habla ya de los niveles de descomposición que estamos alcanzando.
¿Qué lo está provocando? Pueden ser muchos los factores, la impunidad que facilita el que no haya castigo o los mensajes de que si los del poder de turno y sus aliados se salen con la suya, quizá cualquiera puede lograr que no lo sancionen. Pero más que encontrar una sola razón, creo que nos corresponde asegurar que tomemos un nuevo y mejor rumbo.
En las sociedades en crisis, no hacer nada no es opción y muchas veces el chispazo menos esperado terminando provocando una avalancha de acciones que pueden venir a complicarlo todo. Si entendemos que el problema es el sistema, entonces debemos tener coherencia. Si yo no estoy a favor de transicionar en el Ministerio Público (MP), ¿por qué si hay gente de acuerdo cuando van tras la cabeza de algunos jueces, por ejemplo? ¿O por qué, si es el sistema, hay oposición a los cambios pero se apoyó el cambio/remoción de algunos fiscales?
La crisis que vivimos es real y se puede agravar en un abrir y cerrar de ojos. Necesitamos empezar a reconstruir la confianza y ahora el tema de la vacunación es clave porque en breve esta empezará a hacer una pandemia del Interior o de los que no están vacunados (que en su mayoría están en el Interior).
Necesitamos poder articular porque si no lo hacemos, la anarquía que estamos viviendo se va a agravar a pasos agigantados y eso que aún no hemos empezado a ver la acción, con toda fuerza, del crimen organizado sobre diferentes actores de la sociedad.
Si no abrimos ya los ojos, puede que sea demasiado tarde.