Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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El día de hoy publicamos una entrevista con Carlos Fernando Chamorro, quien desde el exilio en Costa Rica sigue informando los desmanes de la dupla Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua. El periodista del Confidencial y su equipo, siguen informando a pesar de los intentos del régimen totalitario que domina Nicaragua en estos momentos.

En noviembre habrá elecciones en el país centroamericano pero las mismas serán un chiste porque solo participarán partidos y candidatos aliados al régimen y aunque los dictadores buscan dar la sensación de “democracia”, el mundo sabe que todo es una farsa porque han encarcelado a los verdaderos candidatos que podían arrebatar el poder vía las urnas.

Son unos mensajes que se deben ver con detenimiento. Chamorro solo habló de Nicaragua, pero oírlo es vernos en el espejo, con la diferencia que en nuestro país hay un régimen sin rostro claro pero que opera exactamente igual que los regímenes totalitarios en los que se cooptan instituciones para satisfacer las necesidades de los gobernantes de turno y sus aliados particulares.

Cuando le pregunté cuál era su mensaje para los miembros de la región para evitar más Ortegas, la respuesta fue clara y contundente:

“Cada país, cada sociedad tiene que darle respuesta a esa pregunta, pero si hay algo que se puede aprender de la lección de Nicaragua es que no se pueden sacrificar las libertades, no se pueden sacrificar ni las libertades democráticas, ni la transparencia, ni las instituciones democráticas por la economía o por simplemente el funcionamiento de la economía de mercado. Las dos cosas tienen que ir inseparables, de la mano. Por mucho tiempo Nicaragua la gente decía bueno sí, pero es que conmigo no se han metido y no ha pasado nada y yo puedo seguir funcionando de manera correcta, están solamente molestando a aquellos que se están metiendo en política, pero es que la política no es algo separado de toda la sociedad, la política es construcción de instituciones democráticas y en eso tiene tanta responsabilidad la sociedad civil como los partidos políticos, pero también el sector empresarial y las organizaciones que ejercen un liderazgo moral, como la iglesia católica que en Nicaragua ha jugado un papel muy importante”, remarcó.

Y sus palabras no solo llevan una enorme razón, son una tremenda verdad y se constituyen en un mensaje tan claro que no podemos seguir obviados. En Guatemala no tenemos un Ortega, no hay un Bukele que desea usar su popularidad para burlar la Constitución y reelegirse, no hay un Juan Orlando Hernández que también manoseó para quedarse en el poder, pero si vemos nuestra realidad, podemos concluir que se opera igual que en un régimen totalitario pero sin tener un solo rostro.

Somos un Régimen Sin Rostro (claro) al que con la excusa de mantener “estabilidad económica” se le ha entregado el poder del control judicial, del Ministerio Público, de la Policía, del Ejército, de la Contraloría de Cuentas, entre otros, para que los de turno hagan su fiesta en paz.

Si uno revisa lo que sucede en Nicaragua, los fiscales profesionales y honestos fueron despedidos o se fueron, es decir, se dio un desmantelamiento del ente investigador para ser un brazo del régimen y quien lo lidera mantiene una estrecha amistad con los Ortega-Murillo.

¿Suena familiar? Necesitamos atender las alertas antes que sea demasiado tarde y entre los ciudadanos de este país, insisto, los que tienen más capacidad de incidir, se debe tener la capacidad de poder articular las respuestas necesarias para trazar una hoja de ruta que permita rescatar al país de los pactos de impunidad que nos dominan.

Solo porque han negociado con Zury Ríos (pactaron la conformación de la CC para asegurar su candidatura), no estamos ante el escenario de que esa Corte Constitucional diga que la reelección de Alejandro Giammattei es posible para no violarle sus derechos y como tienen a un Tribunal Supremo Electoral aliado y capaz de manipular como ya lo han hecho algunos de sus magistrados y se tiene a la amiga del Presidente, Consuelo Porras, el riesgo aún persiste.

Tenemos un régimen que lleva años empobreciéndonos y que debemos cambiar, cueste lo que cueste.

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