Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Ayer no se estaban discutiendo en el Congreso verdaderas medidas con las que debemos enfrentar la crisis sanitaria y económica provocada por el COVID-19; lo de ayer era la manera en que un puñado de mafiosos empezando por el presidente Alejandro Giammattei, Allan Rodríguez y 77 diputados iban a hacer negocio con muchas de las compras sin control, incluyendo los particulares que se iban a prestar al juego.
Para enfrentar la pandemia necesitamos agilidad y transparencia para hacer las compras y eso se puede resolver de otra forma legislativa y no con un Estado de Calamidad como el presentado. Necesitamos encontrar los mecanismos para que más gente se vacune y no solo me refiero a conseguir vacunas, hablo de la logística, a informar para lidiar con la indiferencia de algunos y la maldad de otros que andan esparciendo mentiras que ponen en riesgo a la gente.
Si la gente en el Interior no se vacuna, podremos llegar a estar frente a una tormenta sanitaria complicada porque nuestra capacidad hospitalaria es limitada. Ya vimos que a mucha gente le terminaron valiendo las medidas preventivas.
Hay quienes dicen que a mucha gente en el Interior ya les dio y son parte del subregistro, así que con una dosis (no digamos esquema completo), esas personas deberían evitar el hospital en caso de un nuevo contagio, pero si queremos darle vuelta a la realidad del COVID urgen más vacunas aplicadas.
La gente necesita vacuna, al personal en primera línea se le aliviaría mucho, la economía lo agradecería y el país podría centrarse un poco más en los debates que deben marcar nuestro futuro.
Lo que pasó ayer en el Congreso es la cruda y enorme realidad que vivimos todos los días en este país. Si no queremos más diputados como los impresentables que hemos visto a lo largo de los meses, no podemos seguir votando por listados cerrados y ese debería ser, un punto en común entre todos aquellos que aspiren a una mejor Guatemala.
Hay quienes dicen que esa lucha no es posible ganarla pero es mentira y quieren, como pasa seguido, usar las teorías del miedo. Lograr la reforma electoral para romper los listados y que votemos por personas en lo individual, por rostros directos, es fundamental.
La desfachatez de ayer tiene una razón de ser y como lo explicó un diputado de la Alianza Oficialista (que luego de la de ayer puede ser la ex alianza): “Miren muchá: teniendo el control de las cortes, teniendo aliados en el Ejecutivo y nosotros en el Legislativo, tenemos mucho margen porque Consuelo ya demostró que es de nuestro bando y eso nos da margen de maniobra”.
Ese “margen de maniobra” es el que ayer intentó usar Allan Rodríguez de forma descarada para conseguir los votos y casi lo logra. Estuvo en 55 y logró pasar a 77, es decir al dejar la votación abierta lograron 22 votos que solo Dios sabe cuánto les costaron. La compra de votos ha sido, es y será una mala maña de los diputados y por eso es que muchos de los que han recurrido a ella, ayer se oponían con cierta timidez.
Viene el presupuesto, la elección de la nueva Junta Directiva y los que son vuelven. Los diputados que nos han llevado hasta aquí se volverán a unir de una u otra forma, así que no crea que el fracaso de ayer es definitivo y eso debe hacernos poner las barbas en remojo a quienes en el país buscamos salidas.
Si no queremos más escenarios como los de ayer, urge que votemos por listados y que los diputados dejen de sentir que penalmente nunca tendrán que rendir cuentas por sus actos.