Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Hace más de 6 años tuve asiento en primera fila cuando en Villa Nueva, el entonces Vicepresidente y ahora Presidente, Joe Biden dijo que era una decisión soberana pero que los guatemaltecos necesitábamos limpiar nuestro sistema.

A finales del 2016 y principios del 2017, se intentó reformar la Constitución con relación al sector justicia pero se dejó muy fácil el camino para que la guerra de desinformación y tergiversación torpedeara el esfuerzo que tocaba fibras, especialmente en la elección de magistrados y que al ver la realidad de hoy, se entiende por qué los que desean volver al pasado, defendieron el modelo.

Y ahora que vino y se fue la actual vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, queda una sensación que se ha entendido un poco más al monstruo de mil cabezas que es nuestro sistema y sus efectos y entiendo que existe una más clara noción de la necesidad de trabajar en serio para atacar las causas estructurales que generan migración.

A mi juicio, se trabaja en 3 frentes: empoderar a quienes están haciendo cosas que pueden incidir en las áreas de migración, generar espacios con las fuerzas de tarea anticorrupción y anti mafias (trata de personas, drogas, etc.) y los trabajos que se estiman necesarios para atacar las causas estructurales porque a más corrupción, más impunidad, más intromisión en la justicia y más manoseo de las instituciones, MÁS MIGRACIÓN.

Yo tengo la impresión y la firme convicción que esta vez puede ser diferente porque hay más gente (local y extranjera) que entiende nuestra realidad y porque los principales actores están viendo las mentiras a la cara.

Ayer dijo Alejandro Giammattei que él no mete las manos en la justicia y eso es falso. Sus relaciones con Consuelo Porras, Silvia Valdés y con Leyla Lemus lo tienen dirigiendo al batallón que trabaja de manera coordinada para socavar cualquier esfuerzo, principalmente la FECI.

Esta vez se siente diferente porque tienen más que claro que nuestras autoridades dicen una cosa y hacen otra y por eso es que Estados Unidos está buscando aliados a los que les interese construir un futuro juntos, partiendo desde la legalidad, que incida en un mejor clima para hacer negocios y generar oportunidades que cierren brechas.

Entienden que si traen a gente a invertir, no pueden quedar a merced de los conectes de Gustavo Alejos en tribunales o de la forma en la que las autoridades de turno les vayan a pedir que estructuren la mordida para dar una autorización. Y al entender eso, se dan cuenta que para cambiar esa realidad se necesita empoderar a guatemaltecos que estén dando los pasos en la dirección adecuada.

Mientras el sistema de justicia tenga la porosidad que tiene, mientras el sistema de compras, contrataciones y adjudicaciones siga secuestrado por las mafias para asegurar los negocios express que no buscan el beneficio de la gente y mientras sigamos votando por listados y no por personas, el futuro del país seguirá en manos de aquellos que hacen todo lo necesario para provocar migración.

Y quienes dicen que no se suman porque ahora están cómodos por el rumbo que llevan sus causas con la justicia, les recomiendo que mejor hablemos de la justicia transicional que nos permita asumir lo que corresponde, adquirir compromisos y avanzar en la ruta correcta para que Guatemala no solo alcance su potencial, si no que no deje a tanta gente atrás.

Las semanas y meses que vienen serán clave y serán la cara o cruz de nuestro futuro. Debemos buscar los acuerdos como que nuestro futuro depende de ello, porque sí depende de eso. Ojalá esta vez sí atinemos.

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