Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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No creo, ni por asomo, que las iglesias y los sacerdotes o pastores deban usar el púlpito para impulsar su propia agenda política, sea cual sea el sentido de la misma. Pero indudablemente que Dios nos habla a través de los distintos servicios religiosos y los católicos así lo entendemos. Por ello, además de la eucaristía, la misa tiene como eje la Palabra de Dios. Algunos nos hemos preguntado quién decide cuáles son las lecturas de cada uno de los oficios y la respuesta está en que en 1981 se estableció un plan que las distribuye, el Ordo Lectionum Missae, que establece una elección para dar a los cristianos un mejor conocimiento de la palabra divina.

En el evangelio se aplican los ciclos A, B y C y este año corresponde el ciclo primero, es decir el A y tanto aquí en Guatemala como en casi todo el mundo nos toca en el 2023 escuchar los evangelios de San Mateo. Obviamente la jerarquía eclesiástica y los encargados de preparar para el mundo cada uno de los ciclos no tenían ni idea de lo que estaría pasando ahora en Guatemala. Si para los mismos guatemaltecos fue una sorpresa el buen resultado electoral del Movimiento Semilla, nadie podría imaginar que hubo en la Iglesia mundial una manipulación para que los domingos 15 y 23 de julio de 2023 la palabra de Dios girara alrededor de parábolas sobre la importancia de la semilla.

El hecho es que en estos dos fines de semana hemos aprendido sobre la importancia de una buena semilla y cómo debe haber tierra fértil para que produzca, además de cuáles son las principales amenazas que pueden hacerle daño a una semilla, por buena que sea. Pero Jesucristo en sus parábolas también nos indica qué es lo que hay que hacer para que la semilla germine y lo necesario para que prospere, aún en el caso de que manos tenebrosas traten de destruirla. También en los tiempos de Jesús había ese tipo de elementos nocivos empeñados en hacer daño.

Dice el Evangelio que «El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña”. Algo así como cuando la semilla en Guatemala germinó y surgieron los enemigos de la democracia sembrando cizaña.

Y los empleados del sembrador llegaron a darle la mala nueva y a ofrecerle arrancar la cizaña, a lo que respondió que de hacerlo se destruirían también las plantas buenas. Aguarden, les dijo, a la hora de la cosecha diré a todos que primero arranquen la cizaña y luego aprovechen las plantas buenas, y así lo hicieron.

La cizaña que está aflorando hoy alrededor de la semilla buena debe ser manejada con ese tino que plantea el sembrador porque lo más importante es preservar las plantas buenas. Luego, a la hora de la cosecha, será el tiempo de tirar a la basura la cizaña sembrada criminalmente. El que tenga ojos para leer y oídos para escuchar, que entienda.

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