Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Dentro de las figuras políticas surgidas casi junto a Donald Trump en el partido Republicano de los Estados Unidos, está el actual gobernador del estado de Florida, Ron DeSantis, quien logró fácilmente su reelección para el cargo y arrastró a todos los candidatos estatales de su partido a una arrolladora victoria. Su contundente triunfo lo catapulta como un serio aspirante a la nominación de su partido para 2024, pasando a ser el principal adversario que tendrá el expresidente.

Estas elecciones tuvieron en mucho el sello de Donald Trump porque varios de los candidatos a distintos cargos de elección recibieron su sólido respaldo y él hizo campaña abiertamente para promoverlos, en muchos casos sin éxito. Se esperaba y predecía una oleada roja, color con el que los medios distinguen a los republicanos que, sin embargo, no llegó a darse y el control de ambas cámaras aún sigue indeciso por el recuento de votos, pero en todo caso no se produjo la avalancha que tanto se había advertido.

El tema del aborto fue fundamental en estas elecciones porque el fallo de la Corte Suprema, dejando sin efecto la sentencia en el caso Roe versus Wade, convirtió al Congreso en el escenario en el que se decidirá finalmente la cuestión mediante una decisión legislativa. Pese a la inflación que se generó durante la pandemia y se agravó por la guerra de Ucrania y sus efectos en precios vitales como los del petróleo, gas natural y granos básicos, los demócratas no fueron arrollados como se había previsto e indicaban muchas encuestas.

Esta vez, sin embargo, Trump no ha denunciado fraude electoral como lo hizo hace dos años y se prepara para anunciar su candidatura presidencial antes de que finalice el año. Sin embargo, a diferencia de las primarias en las que participó hace seis años, esta vez tendrá un contendiente que en mucho es un reflejo de él, pero mejorado en términos de carisma, comunicación y familia.

DeSantis no es contrario a la corriente trumpista y fácilmente puede irse ganando la confianza de los seguidores del ex gobernante simplemente por el hecho de que puede parecer más “elegible”, porque no tiene tantas colas como las que afectan a la figura de su principal adversario. Trump es, para algunos republicanos, un mal necesario porque tiene multitud de seguidores que son mayoría dentro de los electores del partido, lo que hace suponer que un enfrentamiento entre él y el gobernador de Florida será una intensa y muy interesante batalla electoral.

No se puede pasar por alto la forma en que Trump atacó y despedazó a sus adversarios cuando participó en las primarias y seguramente que así como menospreció y trató a Marco Rubio (quien luego se volvió su lame traseros) va a agarrar a DeSantis cuando lo vea como un adversario peligroso, con la diferencia de que el gobernador tiene una personalidad más fuerte y dinámica que el senador.

Hace meses que muchos trumpistas, especialmente en Florida, empezaron a vaticinar que DeSantis sería el adversario de Biden y quien le puede ganar al actual presidente. Esta elección era clave para consolidar esa apreciación y la verdad que pasó con muy buena nota el requisito y ahora la batalla está cantada.

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