Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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El tema de la migración está siendo explotado políticamente, no solo antes de la elección de medio período en Estados Unidos en noviembre para la integración del Congreso compuesto por el Senado y la Cámara de Representantes, sino ya con los ojos puestos en la elección general que ha de realizarse en el año 2024. Y es que desde que hace seis años Donald Trump se lanzó a la política explotando ese tema, pintando a todos los inmigrantes hispanos como violadores, ladrones y asesinos, la división que hay en ese país, históricamente abierto a recibir gente de todo el mundo, es cada vez mayor y más profunda.

Ahora Texas y Florida emprendieron una nueva acción frente a los migrantes, a quienes meten en aviones o buses y los envían a aquellos sitios en donde se mantiene el principio histórico de acoger a los migrantes, entendiendo que han sido parte de ese proceso que llevó a la construcción de lo que llaman el sueño americano, mismo que nunca se hubiera dado sin la participación de millones de personas que llegaron con una mano atrás y otra adelante para emprender, trabajar y ganarse la vida.

El gobierno de Biden ha realizado millonarias detenciones de inmigrantes en la Frontera Sur y mantiene su preocupación por las situaciones que la generan, pero obviamente la propaganda de odio hacia los migrantes que realizó el trumpismo es de enorme importancia y peso. Por todo ello es que el tema no solo está sobre la mesa, sino que se adoptan políticas extremas como esa forma de detener a familias completas, meterlas en buses o aviones para enviarlas a Estados o ciudades que son gobernadas por demócratas con la intención de mostrarse ante los electores republicanos como paladines de la protección de esa supremacía blanca, misma que adquirió tanta fuerza durante la anterior administración.

Lo que inició el Gobernador de Texas en menor escala ha sido implementado de manera mucho más extensa por su colega de Florida, quien está promoviendo su reelección, haciendo que el tema de los migrantes sea pivote de su plataforma política. Ciudadanos de cualquier país hispano que viven en ese Estado y contribuyen con su trabajo al bienestar general, ahora deben esconderse para evitar esa forma peculiar de trato que es notoria y vigorosamente aplaudida por las huestes que desde hace seis años empezaron a adueñarse del partido Republicano.

En cualquier ciudad de la Florida uno puede encontrar hispanos trabajando a brazo partido, día y noche, en oficios que no quieren desempeñar los norteamericanos. Desde la jardinería, tanto en viviendas como en áreas públicas, hasta la construcción, pasando por los miles que se fajan en servir a la gente en restaurantes y hoteles, son miles los que contribuyen cotidianamente con la economía de ese Estado. Pero su trabajo y el valor de su esfuerzo no son apreciados por todos, especialmente por esa forma en que se ha distorsionado la imagen pública del inmigrante latinoamericano que fue pintado de manera tan despectiva y brutal.

Lo que hoy se vive son apenas los albores de lo que se vendrá para la elección del 2024, cuando las pasiones desbordadas harán la vida miserable para los migrantes, entre ellos millones de guatemaltecos.

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