Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Al gobernante guatemalteco le gusta despacharse intervenciones públicas en las que aborda variedad de temas sin preocuparse por conocerlos realmente. Hace unos días dijo que la promoción del turismo es una de las cuestiones fundamentales para avanzar en el desarrollo del país y que su gobierno trabaja en ese empeño pero situaciones como la del fin de semana, cuando el aeropuerto misteriosamente se quedó sin energía eléctrica y se generó un caos descomunal, evidencian el nivel de deterioro que sufrimos como país y que no se está enfrentando con seriedad.

Según las autoridades el apagón fue por causas externas pero resulta que no afectó nada más que a la Terminal Aérea, lo que descarta que haya sido una causa externa y apunta a que el fallo estuvo en las instalaciones de nuestro aeropuerto. Y sucedió cuando, según dijeron, la planta de emergencia está en un proceso de “mantenimiento”, mismo que todavía durará alrededor de dos meses, lo cual es grave tomando en cuenta que la electricidad es clave y resulta un elemento crítico en la seguridad aérea y la información que desde tierra tienen que recibir los pilotos de las naves.

Con toda razón, las entidades ligadas al sector turístico han pedido al Presidente que ponga atención al descalabro que hay en la Terminal Aérea porque situaciones como las del sábado se repiten con demasiada frecuencia y los viajeros tienen que pasar grandes penas cuando ello sucede. El sábado la cola de quienes tenían que entrar a la Terminal para registrar su equipaje llegó hasta más allá del inicio de la rampa para el nivel de ingreso para pasajeros de vuelos que salen y era penoso ver a familias enteras haciendo micos y pericos para transportar sus maletas. Pero también cientos de pasajeros que ya habían abordado las naves que los llevarían a su destino cuando se produjo el “misterioso” apagón, quedaron atrapados en los aviones que no podían moverse porque no había forma de mover las rampas.

Una mentira más en los discursos de Giammattei es como una mancha más al tigre. Nunca se preocupa de verificar lo que dice ni de asumir serios compromisos con tanta promesa y babosada que habla. Así como no hizo nada con la famosa SAAS, cuyo cierre fue una de sus promesas de campaña pero ya en el poder empezó a degustar sus mieles, tampoco movió un dedo con el Parlacén, acaso pensando que de no funcionarle su plan más ambicioso allí se puede ir a proteger, ello no obstante que al expresidente hondureño ese escudo no le sirvió de nada.

El aeropuerto está como el resto de la infraestructura del país, destruyéndose por abandono irresponsable de gente que no tienen ni siquiera noción de lo que es el mantenimiento porque su mente está demasiado concentrada en otras cosas que nada tienen que ver con “nimiedades” en las que no se puede sacar tanta raja.

Si al fin y al cabo los que llegan a un puesto público no están allí para servir a nadie más que a sí mismos y solo los pendejos pueden suponer que son servidores de la Nación cuando su verdadera posición y trabajo es el de expertos saqueadores de la Nación.

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