Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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La reciente aprobación del Decreto 10-2021 que implementa el contrato del proyecto de Rehabilitación, Administración, Operación, Mantenimiento y obras complementarias de la Autopista Escuintla-Puerto Quetzal con cobro de peaje ha despertado enorme interés en la población respecto a los valores aprobados para el pago del derecho a circular por esa ruta, pero obviamente también debe generar entre los concesionarios el interés por mejorar sus sistemas de cobro porque lo que actualmente ocurre con la autopista Palín-Escuintla es en realidad patético dado el cuello de botella que se forma en el lugar diariamente pero, sobre todo, en los días festivos cuando millares de personas se aglomeran en larguísimas colas que hacen perder varias horas para llegar a la caseta donde se hace efectivo el pago.

En la mayoría de países donde hay que pagar peaje para tener acceso a algunas rutas se han establecido mecanismos totalmente automatizados que no obligan a detener la marcha y tomando en cuenta lo que el negocio de ambas autopistas, que estarán conectadas, significa para sus operadores, lo menos que se debe exigir es una forma moderna y eficiente para facilidad de los usuarios y evitar esos enormes congestionamientos.

No es una cosa del otro mundo lograrlo y dada la bancarización que ofrece nuestra economía pueden encontrarse muchos mecanismos para beneficio de las empresas y también de los usuarios de ambas vías.

No podemos permanecer amarrados a un pasado que marca nuestra ineficiencia y, por el contrario, la innovación es algo que urge para acelerar el desarrollo del país. Ya se han experimentado métodos más eficientes en la nueva ruta privada que está en funcionamiento y que permite una fluida comunicación del sur de la ciudad a los municipios de Villa Canales, Villa Nueva y Amatitlán, pero obviamente se puede hacer mucho más si se mejora el sistema de cobro en las dos rutas que comunicarán al país con el Puerto San José, lugar de entrada de mucha de la mercancía que importamos y de salida de las exportaciones, además de que la misma ruta conecta con la mayoría de sitios turísticos de las playas del Pacífico.

Lo que se detecta entre la población es el temor de que al quedar en operaciones esa nueva carretera se tendrá que vivir el mismo calvario que ahora significa pasar por el puesto de peaje de la de Palín-Escuintla, que en ambas vías crea enormes congestionamientos que se vuelven en realidad exasperantes. La gente asume que ante la ineficiencia en la construcción de carreteras en el país, producto de la corrupción, en este tipo de proyectos se puede asegurar un mejor mantenimiento de la obra, al menos mientras dura la concesión para el cobro de peaje. Y eso es bueno porque en vez de tener esos mamarrachos que se destruyen a la primera lluvia, como hemos visto en tantas de la rutas recién inauguradas por los últimos gobiernos, podemos disponer de una mejor infraestructura aunque el uso de la misma tenga un costo.

Por ello es que si se complementa el proyecto con un eficiente y moderno sistema de cobro, como el que ya existe en casi todo el mundo, seguramente que la población se sentiría muy satisfecha.

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