Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Alentados por la temerosa reacción de la gente luego de la represión policial de noviembre, cuando ellos mismos armaron el “incendio” en el Congreso, y fortalecidos con su nueva Corte de Constitucionalidad, es obvio que quienes conforman la Dictadura de la Corrupción se sintieron con la fuerza suficiente para dar los golpes definitivos que terminaran de afianzar el régimen de impunidad. Por ello las acciones ante la CC para que se cerrara la FECI, el renovado ataque a los jueces de la dignidad y al Procurador de los Derechos Humanos y diversos golpes a la prensa que permanece independiente, pendiente nada más la elección de las Cortes con los aspirantes ya debidamente apalabrados.

El plan parecía perfecto, hasta que alguien le sopló a Giammattei que Gustavo Alejos estaba relatando a la FECI la forma mañosa en que se armó la ya célebre Alianza Oficialista que se adueñó del Congreso el 14 de enero del 2020, que una fuente cantó sobre los rusos que llevaron alguna “encomienda” a la casa donde vive el gobernante y que, de ajuste, también se investigaba la relación entre los 120 millones que Benito tenía en unas maletas y el financiamiento del partido que impulsó al actual presidente. Y en su desesperación convocó a la Fiscal General y a la Presidenta de la Corte Suprema de Justicia para apachar los clavos, logrando que su Consuelo se fuera a meter a la Fiscalía Especial a ver caso por caso para evitar males mayores. Fue tanto el pánico que Giammattei tuvo que quedarse sólo por un tiempo, arropado apenas por alguno de sus ministros.

Toda la estrategia se tiró por la borda y, al comprobar que sí había casos, Consuelo Porras se saltó la barda y comprometió todo. No midieron el impacto que tendría, local e internacionalmente, la destitución de Juan Francisco Sandoval y ahora aquel poderoso sistema que cada vez se veía más sólido y consistente, se siente amenazado porque el pueblo decidió dar un paso al frente y expresar su indignación y hartazgo ante ese burdo y prepotente cinismo, mientras la comunidad internacional se expresó en forma categórica contra las acciones pro impunidad.

Hoy los que viven del sistema se enconchan y arropan entre sí, con un Presidente que advierte a los Estados Unidos que puede encontrar fondos en otro lado y una Fiscal que cree tener un discurso convincente para pintarle un chaleco al mismo Secretario de Estado. Entre los miembros “no oficiales” del sistema empiezan a notarse fisuras porque no todos son tan brutos como los que dan la cara y saben que la cosa no pinta bien, que pueden terminar corriendo la misma suerte que Consuelo si no marcan distancia con los que, enajenados, no quieren entender la crítica posición en que se colocaron.

Falta todavía trecho por recorrer pero ahora, a diferencia de los últimos meses, cuando avanzaban sin freno ni recato, hay un pueblo que desde el interior ya dijo ¡Basta! Un pueblo que con la dignidad de sus ancestros se planta, pacíficamente pero con firmeza, para impedir que le sigan robando la salud, la educación, la posibilidad de una vida digna y la esperanza de un futuro mejor para sus hijos.

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