A poco más de un mes y medio del nuevo gobierno nos enfrentamos a una crisis impensable en el Hospital San Juan de Dios, impensable porque muchos de los que luchamos por una nueva Guatemala, defendimos la democracia e hicimos respetar la voluntad del pueblo soñamos con que estos escenarios de hoy fueran solo estampas del pasado. Sin embargo, hoy estamos ante la debacle de uno de los principales hospitales del sistema público de salud.
El Hospital tiene una deuda millonaria y no ha recibido los recursos económicos suficientes para adquirir los insumos básicos, muchos de los cuales están a cero. Es de su conocimiento que el 80 % de la población solo tiene la opción del sistema público para satisfacer sus necesidades de atención en salud, encontrar un sistema colapsado, hacinamiento, lentitud de procesos y una atención inadecuada por falta de insumos provocará en los pacientes riesgo de agravarse, sensación de impotencia y una percepción de abandono del estado hacia el pueblo.
Por décadas hemos sufrido constantemente esta situación, se esperaba que con el cambio de gobierno al fin tendríamos un sistema digno. Son muchas las carencias, muchas las acciones que deberán tomarse a corto, mediano y largo plazo, pero hoy el abastecer de insumos básicos debe ser prioritario, urgente e inmediato.
Para el día de hoy si un paciente acude al nosocomio tendrá que traer consigo sus sueros, sus antibióticos y sus anestésicos, si no vendrá solamente a ocupar una de las pocas camillas que quedan y a cultivar sus enfermedades.
Es entendible que el actual gobierno recibió una casa destruida como bien se publicó en una opinión reciente en este espacio, sin embargo, decepciona la actitud pasiva de las autoridades del ministerio de Salud, ya que las acciones inmediatas para aliviar la crisis era lo que mínimo que se esperaba en este nuevo período, que poco a poco se está convirtiendo en “una primavera sin sol”.
La sobresaturación de trabajo, cientos de pacientes en espera de poder ser operados, tratamientos incompletos o detenidos, falta de insumos mínimos es lo que hemos recibido en pago a seguir haciendo “imposibles” para aliviar el dolor y dar tratamientos a nuestros pacientes.
No estamos dispuestos a que se siga negando el derecho a la salud de la población guatemalteca, garantizado en la constitución. Como trabajador de salud, como médico, como guatemalteco en nombre de los pacientes exijo al gobierno actual que le dé la seriedad a este problema de nación, que de inmediato se subsanen las falencias económicas del Hospital General y la administración actual pueda generar los procesos de compra y abastecimiento de insumos. Estamos luchando por el bien común, por el derecho a la salud. Señor ministro de Salud ahora somos un grupo de soldados, usted cuenta con un ejército preparado, dispuesto a dar lo mejor; pero nos tiene sin armas para vencer las enfermedades.
Esperamos que cuando el ministerio de Salud solicite apoyo financiero, el ministerio de Finanzas apoye de inmediato, si no existe el recurso esperamos que los legisladores aprueben los fondos necesarios para fortalecer la economía de este y el resto de hospitales del sistema de salud pública.
Tenemos la esperanza que las buenas acciones, la buena administración y la buena política sean el actuar de este gobierno, pero estamos ya contra el tiempo. Enderecemos el barco y hagamos que brille el sol de la nueva primavera.