Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Guatemala ha perdido la gobernabilidad con el paso de los diferentes gobernantes y por eso es que decimos que cada administración es peor que la anterior y esto queda demostrado con el último gobierno de Alejandro Giammattei Falla, quién ha dejado un legado negativo muy difícil de superar y esperemos que con el Pacto de Gobernabilidad que han firmado los partidos políticos se pueda enderezar la “nave gubernamental”.

La gobernabilidad “se refiere semánticamente a la capacidad de ser gobernable y conceptualmente a la relación que se manifiesta cuando existe un estado de equilibrio en el ejercicio del poder político, derivado de la solución de demandas sociales y la capacidad de los gobiernos de atender estas de forma eficaz, estable y legítima”.

Todo esto se puede lograr por medio del consenso y no como ha ocurrido en los últimos años con la compra de voluntades de los “politiqueros”, incluso se habla de que para obtener un voto dentro del hemiciclo parlamentario corrieron ofertas de hasta Q400 mil, lo cual constituye un delito que debe ser “erradicado” en el Congreso de la República.

Esta situación nos lleva a ver la definición de gobernanza, un tema muy ligado a la gobernabilidad: “la gobernanza es la forma en que las reglas, normas y acciones se estructuran, sostienen, regulan y rinden cuentas. “Entre los elementos fundamentales de la buena gobernanza se encuentran la transparencia, la integridad, la legalidad, las políticas sólidas, la participación, la rendición de cuentas, la capacidad de respuesta, así como la ausencia de corrupción y delitos”.

Y cabalmente este es el discurso que hemos escuchado del presidente Bernardo Arévalo de León, quien en sus participaciones públicas ofrece un cambio en la forma de hacer gobierno, lo cual ha provocado que los guatemaltecos veamos una luz al final de camino. Espero con ansiedad que no nos defraude y cumpla con su promesa personal.

Lo que todos esperamos es que realmente cambie la forma de hacer administración pública y se mejore la percepción internacional de que Guatemala es una de las seis naciones más corruptas de Latinoamérica, lo cual nos tiene en una posición incómoda ante los ojos del mundo.

Una buena gobernanza lo que va a provocar es que en otros países nos miren con buenos ojos, que crezca el interés de invertir en el país, de querer venir hacer negocios o bien por turismo, porque es un país que tiene certeza jurídica y no como sucede en este momento que nadie cree en la aplicación de la justicia en el país.

Los entes encargados de la aplicación de las leyes se han deteriorado, han perdido la credibilidad de su trabajo y la reputación de las autoridades anda por los suelos. Incluso recientemente, el magistrado de la Corte de Constitucionalidad, Rony López expresó no tener confianza en el trabajo del Ministerio Público, derivado a una amenaza de muerte proferida en su contra.

Por eso es muy importante que se trabaje en este aspecto, los gobernantes no pueden usar las leyes como una herramienta de “venganza”, el ordenamiento jurídico debe ser usado para aplicar justicia y la justicia es ciega, objetiva y debe darse de una manera pronta para permitir conseguir la paz en una sociedad golpeada por las injusticias.

Esperemos que los operadores de justicia interpreten correctamente las leyes y que dejen de estar criminalizando a los guatemaltecos, no podemos afectar a las personas por el simple hecho de que piensan diferente y es negativo que se juzgue a alguien por su ideología (izquierda o derecha), porque eso no es aplicar la ley, eso solamente tiene una nombre: venganza.

 

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