Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Es el momento de aceptar que nuestros problemas van más allá de la crisis económica que se vive, no solamente son los “politiqueros”, quienes con su codicia nos han llevado a ser uno de los peores países, en tema de índices de desarrollo, nos tienen a la orilla del desfiladero y nos han sumergido en un estado fallido que perdió la institucionalidad.

Tenemos que aceptar que todos los guatemaltecos debemos de cambiar la forma de actuar y de ser, mientras existan personas que solamente piensan en sus bolsillos y sino son sensibles a los problemas sociales que afrontamos no vamos a salir del hoyo en el que nos han metido. Uno de los principales problemas es la falta de control de precios de los servicios básicos, existe un aprovechamiento total.

El precio desmesurado de los servicios esenciales provoca inflación, suben todos los costos de la canasta básica familiar, pero los que los prestan el servicio no tienen una base legal que permita a los usuarios poder reclamar sus derechos. Un ejemplo es la energía eléctrica, en la mayoría de los departamentos los pobladores sufren cortes de luz a toda hora, pero nadie puede decir nada porque no existe una Ley que permita deducir responsabilidades a los distribuidores.

Tuve la oportunidad de estar, durante el mes pasado, en más de 17 departamentos y en todos fue la misma situación, cada cierto tiempo cortes de energía eléctrica, que afectan la economía local, los negocios tienen que comprar sus propios generadores, para lograr mantener el servicio esencial, sus aparatos se queman y nadie vela por ellos porque la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO), no cuenta con una ley que permita velar por los derechos de la ciudadanía.

Los combustibles son otros que bien “cantan”, los distribuidores hacen lo que les “viene en gana”, ellos compran a precios bajos y venden a precios altos, pero cuando el precio del petróleo internacional baja, ellos no hacen lo mismo y mantienen los precios a su conveniencia y bolsillos. En este caso los expendedores de gasolina han conformado una gremial que pone los precios y se olvida de la oferta y la demanda en una economía como la guatemalteca.

Aquí tampoco existe una entidad de gobierno que pueda hacer nada, el Ministerio de Energía y Minas (MEM), hasta sale a defender a los expendedores y todo porque se sabe que los mencionados funcionarios son puestos por los gasolineros, lo que conlleva a que los “ministros” no hagan su trabajo como corresponde: defender los derechos de los guatemaltecos.

Por cierto, se conoce que quien se opone a la imposición de la Gremial de Combustibles es amenazado y hasta perseguido para que cumpla con las “órdenes” dadas, en caso contrario es obligado a cerrar su negocio, porque la consigna es que la mayoría de expendios vendan como que fuera un “monopolio” la distribución y venta de gasolinas.

Tenemos que admitir que para corregir lo que vivimos, no se va a lograr con un nuevo gobierno y menos si sigue en la misma senda en la que actualmente se vive, el nuevo gobernante debe hacer cosas diferentes, debe dejar de ser parte de un sistema corrupto, que solamente piensa en los beneficios de una minoría y se olvida de que estamos muriendo poco a poco, segundo a segundo.

La sociedad guatemalteca debe entender que todos debemos cambiar la forma de ser y de actuar, tenemos que estructurar Partidos Políticos que tengan formación de líderes que busquen un cambio social y no solamente que se conviertan, cada cuatro años, en los nuevos ricos que andan “pululando” para ver quién tiene las mejores casas, los mejores relojes, los mejores carros y quienes viajan más por el Mundo.

En contraposición la mayoría de guatemaltecos se han acostumbrado a aceptar la corrupción, muchos dicen que no se puede hacer nada, otros que no importa que roben pero que dejen algo, mientras que unos pocos hasta aceptan que la corrupción es normal, lo cual es totalmente erróneo, porque los funcionarios públicos están para buscar desarrollo y no riqueza mal habida, como sucede en este momento.

En Guatemala se ha formado una cultura en donde los mediocres son los más populares de su entorno social, porque tienen guardaespaldas, son los que llegan a ocupar los puestos de mando en las oficinas estatales y privada porque no pueden hacer otra cosa más que “ponerle el dedo a los demás”. Son los que hacen política y caen en la mediocridad de personajes que no pasan de hacer el ridículo en las redes sociales.

 En eso hemos caído, en una sociedad que acepta que todo debe ser por “amiguismo”, por compadrazgo y que ese es el estado natural de las cosas, aquí no vemos la capacidad de las personas, sino que quién me recomendó, hasta que no cambiemos esto no vamos a formar una sociedad diferente. Por eso se hace necesario, que el nuevo gobernante haga cambios en leyes y del manejo presupuestario, debe invertir en lo que se necesita y no en gustos de los políticos.

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