Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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El proceso electoral 2023-2028 le ha quedado muy grande a la actual magistratura del Tribunal Supremo Electoral (TSE), su falta de credibilidad y la mala reputación que algunos de los señores “acarrean”, ha afectado un proceso que juega con la democracia guatemalteca.

Se habló de un “fraude”, que iba ocurrir un apagón general, como el suscitado hace algunos años, pero todo se acrecentó con la compra de un sistema de cómputo paralelo, el cual ha sido cuestionado por la mayoría de la ciudadanía, que no confía en magistrados electorales, quienes desde que asumieron el cargo empezaron con el “pie izquierdo”.

Dichos magistrados que son comparados con unos albañiles, sin metro por las decisiones y resoluciones “gallo-gallina” que han emitido durante el proceso electoral, ahora se enfrentan a una serie de acciones penales, por parte de los Partidos Políticos, quienes argumentan que hubo alteraciones en el traslado de datos al nuevo y cuestionado sistema de cómputo usado el pasado 25 de junio.

Lo importante de toda esta función “circence”, es que Guatemala ha usado en los 10 procesos electorales de nuestra vida democrática un sistema que depende del papel y la verificación manual, el cual podría parecer no estar en sintonía con la era digital, pero es una garantía que se tiene que tiene un alto grado de certeza y que nos permite verificar cual ha sido la decisión en las urnas.

Ahora que le decimos a los jóvenes que fueron a emitir su derecho ciudadano, que si se consumó un “fraude”, que hubo alteración de datos y que una mente oscura se atrevió hacer lo que todos esperábamos por medio de un apagón, pero no es ético adelantarnos y afirmar algo que solamente lo puede corroborar un conteo manual de votos, que sea comparado con las actas levantadas, firmadas y entregadas al TSE.

Esto que se vive es imperdonable, están desgastando la democracia guatemalteca, juegan con más de 19 millones de personas que únicamente pretendemos un país que de oportunidades de vida a las nuevas generaciones y que no tengan la necesidad de salir huyendo hacia Estados Unidos, para encontrar un mejor futuro.

Los “politiqueros” en su afán de mantener un status quo, se han olvidado de que los funcionarios públicos son los que dirigen los destinos de una nación y que esa nación es la responsable de buscar desarrollo social para que todos podamos tener acceso a la educación, un sistema de salud digno, vías de comunicación en buen estado y sobre todo un trabajo que nos permita llevar la comida para la familia.

Pero la avaricia y la necedad es la que ha dominado en este país, ahora tenemos una sociedad que tiene los índices de desarrollo más bajos en Latinoamérica, incluso Haití nos ha superado en muchos aspectos sociales, económicos y culturales.

Esta situación es algo que todavía, muchas personas, no hemos asimilado este sucediendo y que ahora es una realidad, porque los únicos que han encontrado un beneficio y una mejora en su calidad de vida, son esos “politiqueros” que cada cuatro años, se convierten en los “nuevos ricos de Guatemala”.

Lo que ha provocado una “alarma social” es que en estas “deslucidas elecciones”, se declaró para pasar a una segunda vuelta, 20 de agosto próximo, a las agrupaciones políticas de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y al Movimiento Semilla para que peleen por presidencia 2023-2028.

Entonces emergieron los fantasmas del pasado, empezó a propagarse en las redes sociales todo tipo de “desinformación”, lo cual crea apatía y repugnancia entre la mayoría de la población que le quiere dar un castigo a los que han manejado el sistema casi “fallido” en el que funcionamos como sociedad.

Tanto la UNE como el Movimiento Semilla empezaron a mover sus plataforma de información para desprestigiarse, para atacarse, en vez de hacer una propuesta electoral que nos permita encontrar una “luz al final de túnel” y que empecemos a mejorar en busca de desarrollo colectivo y no individual como sucede en estos momentos.

Ahora solamente nos queda esperar el resultado de la avalancha jurídica que se ha planteado y que nuestro sistema “arcaico”, nos corrobore si hubo o no alteración de datos en el traslado de resultados. Lo que es bien importante será deducir responsabilidades, para que esto no vuelva a suceder y que si hay alguna anomalía que se corrija para que se respete la decisión de una nación que necesita un mejor futuro.

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