Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Esta es la triste realidad de un país llamado Guatemala, donde los “polítiqueros” les interesa más ver por hacer negocios personales y/o familiares que en provocar desarrollo, desde los puestos de poder que llegan a ocupar, ya sea por designación o por elección, por eso muchas personas aseguran que tocamos fondo y que somos un Estado fallido.

Esta es la historia de César, un joven que con mucho esfuerzo y trabajo, logró juntar una cantidad de dinero para comprar una bicicleta, pero la alegría de hacer realidad su sueño, le duró únicamente dos semanas, el vehículo de dos ruedas tuvo problemas y tuvo que regresar al almacén donde la compró para que la repararan.

Le recibieron la bicicleta, por cierto de muy mala gana, según cuenta el joven, para hacerle las reparaciones, se la entregaron, pero persistía la falla que tenía su “vehículo de hierro”, no le lograron hacer la compostura y se la entregaron nuevamente en mal estado.

El propietario del negocio, donde adquirió su bicicleta, ya no lo quiso atender y le dijo que los productos que venden no tienen garantía y que si quería tener una bicicleta en buen estado, tenía que comprar otra, porque con esta tuvo “mala suerte” y que la suya le había salido mal.

Esta actitud poco sensible de los comerciantes hacia la población, ha causado malestar y el clamor popular exige que la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO), actúe de una manera inmediata, pero al parecer el ente gubernamental no tiene la fuerza legal para poner un alto de estos abusos.

César decidió ir a poner la queja a las oficinas de la DIACO, en la zona 4, donde la recepcionista no le dio muchas esperanzas de poder hacer algo, al indicarle que en tema de garantías tienen muchas limitantes. Situación que provocó malestar y cólera al afectado, que está casi seguro que va a perder el dinero que tanto le costó juntar para comprar su bicicleta.

El joven César me envió un mensaje y me indica que en el almacén donde le vendieron la bicicleta, le aseguraron que era nueva y que es un producto de buena calidad, pero el afectado cree que es producto de mala calidad, que lo ingresan a Guatemala con argucias, para venderlo como bicicletas de primera y ni llegan a ser de tercera categoría.

Este tipo de situaciones también le atañe al Procurador de los Derechos Humanos, José Alejandro Córdova Herrera, quién tampoco vemos por ningún lado que tenga las más mínimas intenciones de defender a “Juan Pueblo”, que sigue pisoteado por comerciantes que hacen lo que les viene en gana con el bolsillo de los “chapines”.

La PDH tiene como obligación procurar que las instituciones del Estado, personas individuales o jurídicas y grupos, respeten y garanticen el ejercicio de los derechos humanos, para que las personas, grupos y pueblos, vivan dignamente. Algo que se ha perdido con el paso del tiempo, pero lo que si no se ha perdido es el presupuesto de la procuraduría, que año con año, ha ido en aumento y los resultados cada vez son menos.

Una economía de mercado como la guatemalteca se rige por la ley de la oferta y la demanda. Hemos visto como los productos de la canasta básica familiar se han incrementado en un 50 por ciento de su valor y el Ombusman se hace de la vista gorda y deja pasar cualquier atropello que sufren los guatemaltecos, sobre todo en el Derecho a la Vida, porque muchas personas no tienen acceso a los alimentos.

Hace unas semanas el argumento para subirle el precio a la comida, era que había subido el barril del crudo a nivel internacional, después que la guerra entre Rusia y Ucrania, también se habló de los efectos de la Pandemia del Coronavirus, y ahora no sé qué se van inventar, porque el Banco de Guatemala (BANGUAT), asegura que bajó el nivel de inflación y que se vislumbra un mejor año en materia económica.

En fin podemos concluir, que los guatemaltecos, no tenemos quién dé la cara por la población y que las entidades gubernamentales, están únicamente para engordar la billetera de los funcionarios, quienes ven de una manera complaciente los abusos y violaciones de los derechos humanos de la población y se quedan de brazos cruzados.

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