Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

El fiasco en el que se vio involucrado recientemente el alcalde de San Antonio Ilotenango, Quiché, Domingo Ajeataz, es un claro ejemplo de la “calidad de politiqueros” que tienen los partidos políticos en este país, no cuentan con valores morales, tampoco convicción y mucho menos educación, cualquiera puede llegar a un puesto público, con el simple hecho de tener el dinero, que le permite comprar la candidatura.

No es posible que se permita que la máxima autoridad en un municipio haga tan semejante papel ante sus pobladores y más que ahora, con las redes sociales, ha sido observado por millones de personas, quienes han criticado la actitud del jefe edilicio, quien no ha tenido más remedio que salir a pedir una disculpa pública, por el “honorable comportamiento”, que tuvo en una fiesta donde se pasó de tragos.

Los políticos tienen que estar claros de que son los encargados de dar el ejemplo en sus comunidades, tienen que ser personas probas y honestas, pero al parecer esto es lo que más les falta a los s guatemaltecos, no tienen la más mínima idea de lo que significan para un país, que está en una decadencia social por falta de líderes y de personas que hagan respetar la autoridad. Lamentablemente una gran porción de la población, ha perdido ese respeto que tanto se necesita, para poder gobernar.

Las próximas elecciones generales de 2023 estarán marcadas por un cambio en la intención de voto, donde el ciudadano va apostar más por los candidatos que por los partidos políticos, las personas buscarán más la integridad personal que las ideologías, la sociedad guatemalteca reclama todo lo opuesto a lo que se ha vivido en los últimos seis años y que muchos hasta piden de rodillas, que termine este calvario, para encontrar a la persona ideal que tome la batuta de nuestra nación.

El futuro político requiere un candidato con nuevas competencias y habilidades emocionales, que permitan cambiar la desconfianza que afrontamos, de los discursos populistas, que tenemos cada cuatro años, donde se ofrece el cielo y las estrellas con el fin de obtener el voto, pero sin ponerse a pensar de que la tecnología ha cambiado la manera de informarnos y que no pueden seguir engañando al electorado, tal como lo han hecho hasta este momento.

Los sociedad guatemalteca ha empezado abrir los ojos y la mente, ahora no nos van a endulzar los oídos los buenos oradores y los artistas de las bonitas palabras, hay que rechazar a los que traigan ofrecimientos que no podrán cumplir, como ha ocurrido en los últimos años, porque ya estamos cansados de tanta mentira y de tanta demagogia, que nos tienen hartos, de la clase política.

La política necesita verdaderos líderes, personas que influyan en las personas positivamente y que logren persuadir de una manera eficaz y no sólo que utilicen discursos floridos y que al final de cuentas desencantan en los primeros 100 días de gobierno, pero ya es tarde porque están sentados en el Palacio Nacional.

El próximo candidato debe ser un político que inspire y demuestre ser el ideal para mantener la unidad nacional y en este momento no veo algún candidato o candidata que llene esos requisitos, pero espero que por el bien de todos surja, en estos dos años que faltan para volver a las urnas, una mejor opción, porque los que se mencionan ahora no gozan de credibilidad ante la ciudadanía y eso pone cuesta arriba poder llevar los destinos de una nación llena de conflictividad social.

Nuestros próximos gobernantes tienen que tener la sabiduría para encontrar puntos de convergencia, entre los intereses de su partido, su política y la política que necesita la nación, tiene que saber encontrar y tener la capacidad de negociar, ser ese personaje que conlleve la unidad nacional y eso solamente se puede lograr con el diálogo y los consensos. Tiene que ser ejemplo de que los problemas se pueden arreglar dialogando y no sacando a luz emociones irracionales, que lo hacen ver como un ser sin criterio político.

Los políticos deben saber trabajar y manejar sus emociones, deben reconocer cuando tienen que dar marcha atrás a sus malas decisiones y cuando tomar acciones que no afecten a la sociedad que los eligió y sobre todo demostrar que su trabajo ha sido encaminado al servicio de la sociedad, porque son las que esperan un líder que llene las expectativas que sembró durante la campaña electoral.

Pero lo que realmente anhela la ciudadanía, es un gobernante honesto e íntegro, que no pueda ser tachado de corrupto y eso solamente se va lograr si los políticos cambian el chip que ahora los tiene sumidos entre el odio, la falta de credibilidad y reputación y que se conviertan en ese personaje que demuestre que tiene voluntad política para cambiar el destino de su sociedad y sea ese líder que nos saque de la orilla del abismo social que nos encontramos.

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