Claudia Virginia Samayoa

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Claudia Virginia Samayoa
@tucurclaux

Una de las primeras acciones de los gobiernos autócratas y totalitarios es eliminar la libertad de expresión y opinión. Su búsqueda se centra en que todas las voces digan lo bueno que es su gobierno; que repitan los dichos de los líderes como verdades de fe y que le hagan sentir a las personas que viven en la gloria. Existen diversos medios de controlar la opinión y para defendernos debemos reconocer que las formas no cambian el fondo que es el objetivo de limitar la libertad de expresión y opinión. Al final todos los esfuerzos de los gobernantes buscan consolidar una dictadura.

Uno de los medios utilizados comúnmente es tratar de uniformar el pensamiento desde la niñez. Por ejemplo, recientemente el régimen de Xi Jinping en China instauró en el currículo de la educación primaria, la obligación de leer y aprenderse el pensamiento del secretario general del Partido Comunista, el Sr. Jinping, tal como hiciera Mao Tse Tung durante la Revolución Cultural.

Otra forma es lo ocurrido recientemente en Venezuela y Nicaragua donde la censura a la prensa, a la oposición y a las personas defensoras de derechos humanos ha llegado al punto de reducir las voces disidentes al interno del país y obligarlas a denunciar desde fuera. Tal es el caso del periodista nicaragüense Carlos Chamorro a quien le giraron una orden de captura estando en Costa Rica impidiendo su retorno. Lo que estos regímenes buscan es que el pueblo los elija ad aeternum y que vea como esfuerzos para el desarrollo sus negocios de enriquecimiento ilícito.

Limitar el financiamiento extranjero que sostiene la posibilidad de control y denuncia de violaciones de derechos humanos y hechos de corrupción es otra forma. Putin en Rusia fue el primero en establecer una Ley de Agentes Extranjeros que convierte a cualquier persona u organización que reciba dinero extranjero en alguien que no actúa como ciudadano del país sino como ciudadano extranjero por lo que se le limita la libertad de expresión u opinión. En Rusia, el número de periodistas y personas defensoras de derechos humanos presas y organizaciones clausuradas es elevado. En Nicaragua la misma ley provocó una migración masiva hacia Costa Rica. El resultado en ambos países es mayor silencio y reelecciones sucesivas del dictador al estilo siglo XXI sin agenda ideológica, pero sin con agenda de enriquecimiento ilícito. Vale decir que en El Salvador y Guatemala están en los parlamentos propuestas de leyes de agentes extranjeros.

En Guatemala las formas son más burdas; vemos desde asesinatos de periodistas y defensores del derecho al territorio y a un ambiente sano hasta criminalización de periodistas. Algunos ejemplos son: las agresiones continuadas contra Andrea Ixchiú a quien no han logrado acallar y que representa nuestro grito ante la reunión sobre Cambio Climático en Glasgow para que se nos permita participación y se repare los daños hechos a los países pobres en esa materia; los intentos de llamar a reporteros de La Hora para que revelen sus fuentes; las amenazas de criminalización contra Juan Luis Font y José Rubén Zamora; las agresiones contra reporteros de Prensa Comunitaria en diversas zonas del país o las agresiones contra reporteros en Sololá.

Estamos en alto riesgo de perder nuestras libertades; por ello me uno al grito de #NoNosCallarán. Les invito a apoyarlo porque quienes perdemos somos todos.

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