La crisis del agua que hemos retratado desde hace lustros, es ahora muy clara para las personas, empresas y entidades del área urbana y rural. Problemática principal:
1. Escasez de agua potable para los hogares y la alimentación saludable.
2. Sobreexplotación de acuíferos en la Metrópoli.
3. Ausencia de saneamiento básico y alcantarillado para más de 6 millones de guatemaltecos.
4. Contaminación de cuerpos hídricos con basura y aguas residuales domésticas, industriales y de producción agrícola.
5. Degradación de cuencas, deforestación, impermeabilización de suelos y pérdida de fuentes de agua.
6. Impactos del cambio climático (sequía e inundaciones; El Niño) sobre la producción agropecuaria de alimentos y bienes de exportación y sobre la producción energética.
7. Colapso de drenajes e infraestructura vial frente a lluvias intensas.
8. Ausencia de inversiones estratégicas en infraestructura gris y verde para almacenamiento, gestión y distribución hídrica.
9. Falta de consciencia ciudadana sobre la problemática del agua.
10. Ausencia de ley general del agua.
11. Sobre uso del bien público hídrico sin control ni retribución de un solo centavo al país.
12. Débil gobernanza hídrica y conflictos por el agua (locales e internacionales).
13. Institucionalidad, marco legal, presupuesto vigentes y recursos humanos sin coordinación estratégica.
La solución a esta problemática requiere décadas de inversión y acciones inteligentes.
¿Qué respuestas a la crisis hídrica presentan los planes de gobierno de la UNE y Movimiento SEMILLA?
El Plan de Gobierno de la UNE (https://une.com.gt/propuestas/) incluye seis grandes “propuestas” que contienen un listado de acciones (sin identificar su presupuesto o metas). No menciona ni una sola vez el término “agua” y no hay una consideración explícita del tema.
Movimiento SEMILLA presenta un Plan de Gobierno que se organiza alrededor de diez “semillas como metas estratégicas” (ejes de trabajo), identificando presupuesto e impactos esperados (https://arevalopresidente.com/#plan-de-gobierno). El 50% de esos ejes (5 semillas) incluye programas, planes o metas relacionados que proponen implementar infraestructura gris y verde del agua con un presupuesto aproximado de Q23,520 millones en cuatro años (Q5,880 M anuales).
Plantea inversión en infraestructura hídrica gris por Q16,620 M (que equivale al 70.3% de la inversión en agua del plan 2024-2028), incluyendo: proyectos de agua potable, saneamiento ambiental, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales (Q12,390 M: Semillas 1 y 3); riego para pequeños y medianos productores (Q2,100 M: Semilla 4); proyectos comunitarios de generación de energía con recursos renovables (se estima en Q2,130 M: Semilla 5).
La infraestructura hídrica verde representa un 29.3% (Q6,900 M: Semilla 7) de la inversión del plan para temas hídricos. Incluye: recuperación y protección de cuencas hidrográficas (Q3,900 M); protección de bosques naturales (Q1,300 M); fomento de la conservación, restauración de bosques privados, y las plantaciones de bosques para manejo productivo (Q1,700 M).
La adaptación al cambio climático mediante infraestructura verde y gris es una recomendación de los principales expertos del mundo en agua.
El Plan de gobierno de SEMILLA atiende una parte de la crisis hídrica, en específico los problemas identificados con los numerales 1, 3, 4, 5, 6 y 8 al inicio de esta columna.
En mi opinión, la implementación de planes sectoriales hídricos sin coordinación es una trampa en la que no se debe caer. Recomiendo constituir un Gabinete Específico del Agua, y articularlos alrededor de la Política y Estrategia legalizada mediante Acuerdo Gubernativo, para lograr mayor contundencia y suma de esfuerzos de la institucionalidad pública.
Recomiendo que, en un máximo de cinco meses, se identifique la población y territorio meta, los espacios presupuestarios y mecanismos de ejecución, los entes responsables de la ejecución y sus plazos.
Si se espera agilidad de ejecución y sostenibilidad de esta inversión, debe trabajarse desde el alto nivel en desentrampar los laberintos de ejecución presupuestaria, fortalecer la institucionalidad nacional y la gobernanza hídrica local (logrando esquemas tarifarios y/o subsidiarios que garanticen la operación y mantenimiento de las obras).
Se tendrá así, un máximo de 3.5 años para ejecutar todo el plan.
Invito a los cuadros técnicos de UNE y SEMILLA a que dialoguemos con mayor profundidad sobre el agua. Si el partido UNE decide presentar un Plan de gobierno más formal, espero comentarlo más adelante.