Luis Fernando Bermejo Quiñónez

@BermejoGt

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Por: Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
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Luego de pasadas las impugnaciones espurias de aprendices de Trump que gritaron fraude sin fundamento alguno y obviando el trabajo de decenas de miles de voluntarios en las juntas receptoras de votos y juntas electorales ya estamos a punto que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) oficialice los resultados de las elecciones. Se anunciará lo que ya todos sabemos, que el balotaje o segunda vuelta por la presidencia y vicepresidencia va ser disputada por el binomio de Bernardo Arévalo y Karin Herrera del partido Movimiento Semilla (Semilla) y contra Sandra Torres y Romeo Guerra del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).

Al igual que muchos yo fui sorprendido por el resultado de las elecciones presidenciales. Las encuestas serias reflejaban una realidad distinta. Ese “movimiento” en masa en cuestión de días del voto a favor de ciertos candidatos hacia otras opciones, que se capitalizó en Semilla, deberá ser objeto de estudios importantes en los próximos años. Es rompe paradigmas el “shift” o movimiento en el resultado electoral que hubo ha sido catalogado como de los más importantes de los últimos tiempos en Latinoamérica. El desencanto y el voto “tímido” es un fenómeno que se viene estudiando desde un tiempo por acá por el fenómeno Trump, que aunado al voto nulo fueron determinantes en el inesperado resultado de la primera vuelta.

Quizá lo que llama poderosamente la atención es que es primera vez en mucho tiempo que el balotaje se disputará entre dos opciones de la izquierda del espectro. Desde que la UNE es una opción con fortaleza política se ha enfrentado a una opción de la derecha. El hecho que la UNE sea una opción conocida en el electorado como una opción de izquierda asistencialista, con el bagaje de haber gobernado y de sus programas Mi Familia Progresa, frente a la opción de Semilla que tiene poca trayectoria política al existir desde el 2019, causa mucha incertidumbre en muchas personas, en particular el sector conservador de la población.

Recientemente se han visto las campañas negras y de desinformación instrumentalizando esa incertidumbre frente a la “opción desconocida” indicando que son de izquierda radical, que planteará programas de expropiación y que serán hostiles a la actividad empresarial, que cambiarán las normas legales sobre la familia y el matrimonio tradicional y que el país corre el camino de Venezuela o Nicaragua. Pero son eso mayormente, campañas negras ya que ninguno de los planes de gobierno de ambos partidos contempla lo anterior. Tocará a la población que ejerza ciudadanía y que se impongan de los planes, el de Semilla bastante elaborado y técnico (aunque no libre de críticas) y el de la UNE que es más lacónico en sus propuestas y forma de financiamiento. (Descarga plan de Gobierno: SemillaUNE)

Mi visión sobre la elección a efectuar en la segunda vuelta es que es una decisión entre lo conocido y la incertidumbre (que en algunos causa esperanza) y la posibilidad de dispersar el poder. Será una decisión entre si “dispersar el poder” o “concentrarlo”. Desde mi óptica, la elección del Congreso arrojó quizá el “próximo peor Congreso de la historia”, hasta el próximo que elijamos. Con los 39 diputados de VAMOS, más los de la UNE, más los de las opciones que fueron parte de la alianza oficialista (Todos, Valor, etc.), el Congreso será un lugar hostil para cualquier tipo de gobierno “reformista”. Ese sólo hecho debería “calmar” a las personas que creen que el entorno legal de la familia y la defensa de la vida puede estar en riesgo en un posible gobierno de Semilla. Solo con esa dispersión de poder con esos partidos haciendo peso y contrapeso a Semilla debería ser suficiente para aminorar la ansiedad de esos riesgos. La expropiación debe hacerse por ley, los cambios a las normas de matrimonio deben hacerse por ley, la elevación del gasto público y la contratación de deuda son materias del Congreso y así otra larga lista de temas no se puede hacer por fiat del Organismo Ejecutivo. Los controles republicanos, tal y como están ahora y con Cortes adversas, aminorarán cualquier intento de hacer cambios drásticos.

En cambio, creo que si la deliberadamente “maquillada” de “centrista” UNE y su candidata presidencial queda en el poder, se seguirá en la deriva autoritaria que hemos tenido en los últimos años y es más probable que se concentre el poder ya que la maquinaria de la UNE, al igual que la de VAMOS, son más afines y hábiles para “distribuir” el presupuesto de tal manera de comprar voluntades para mantener una alianza similar a la existente en el Congreso. Se tendría un Congreso afín, Altas Cortes afines y el Organismo Ejecutivo. La tríada total. La UNE no es contrapoder en este estado de cosas, es el “sistema”. Considero que esta apreciación debe ser objeto de análisis por la población y, particularmente, por los que están más temerosos de un posible gobierno de Semilla. El hecho que Sandra Torres se haya rodeado de un pastor y que haya firmado un compromiso de proteger la familia y la vida, no puede borrar su historial político y personal, ni tampoco como se divorció para manipular nuestro orden constitucional.

En esta columna llamo a la gente en no caer en la trampa de la campaña negra y planteo unas consideraciones de índole política-jurídica para meditar el voto. Lean las propuestas, ponderen los planes y propuestas seriamente, lean, no sólo de oídas voten, consideren bien el pasado de los candidatos y su obra. En mis próximas columnas abordaré temas importantes para la próxima elección el 20 de agosto, tales como los aspectos a tener en cuenta para votar para los cristianos, crítica de las propuestas de ambos partidos y algunos apuntes sobre la UNE a través su historia. ¡Votemos mejor!

 

 

 

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