Luis Fernandez Molina

luisfer@ufm.edu

Estudios Arquitectura, Universidad de San Carlos. 1971 a 1973. Egresado Universidad Francisco Marroquín, como Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales (1979). Estudios de Maestría de Derecho Constitucional, Universidad Francisco Marroquín. Bufete Profesional Particular 1980 a la fecha. Magistrado Corte Suprema de Justicia 2004 a 2009, presidente de la Cámara de Amparos. Autor de Manual del Pequeño Contribuyente (1994), y Guía Legal del Empresario (2012) y, entre otros. Columnista del Diario La Hora, de 2001 a la fecha.

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Luis Fernández Molina

De poco sirve una carretera de primer mundo con un peaje del tercer mundo. Sí, me estoy refiriendo a la Autopista Palín-Escuintla. El trazo sigue impecable como tiende a ser todo aquello que maneja la iniciativa privada en contraste con los manipuleos políticos de las autoridades de turno. El mantenimiento muy adecuado, el trazo fluido, la atención a emergencias operativas, etc. Pero el paso por el peaje es un dolor de cabezas, aunque uno tuviera un pase “expreso”. Las colas son compactas y se forman unos 4 kilómetros antes, por eso los pases expreso igual tienen que hacer la misma cola que avanza al paso de tortuga.

Mucho del atasco se debe al pago de Q15 con 25 centavos. Parece que los 25 centavos son intrascendentes pero, esos 25 centavos multiplicados por los miles de vehículos que a diario pasan significan muchos millones de quetzales, un detalle que no se puede pasar por alto cuando hay intereses de la iniciativa privada. Desconozco los parámetros para fijar ese monto, pero resulta muy incómodo estar juntando “las fichas” o recibir el cambio con tanto sencillo. El paso sería más fluido si cada vehículo (carros) llevara sus 15 quetzales más su “choca”. Podrían los administradores alertar a los conductores que tuvieran preparado su cambio. Por otro lado ignoro si en las cajas de cobro tienen suficiente sencillo para dar tanto vuelto menudo.

La tecnología de peajes en otros países está a años luz. Recuerdo como, hace unos 50 años en los peajes de Miami solo se “lanzaban” monedas a una caja receptora. Actualmente los chips registran el paso de los vehículos con mucha fluidez. Pero hay algo, en Guatemala no se implementan sistemas modernos porque no hay certeza jurídica. Los inversionistas no confían en la implementación de muchos métodos que puedan ser vulnerados porque no hay sistema correctivo. La inseguridad jurídica nos afecta mucho más de lo que podamos imaginar los que nos quejamos que el Congreso no haga caso de las sentencias de la CC o que los políticos tratan de cooptar la administración de justicia.

Más hacia el mediodía nos topamos con la autopista al Pacífico. Cabe señalar que en las dos pistas hacia el sur (camino del Puerto) el paso está muy bueno al punto que muchos conductores conducen imprudentemente a grandes velocidades. Realmente sería un gran desperdicio y perjuicio remover esa franja para una “nueva autopista”. El camino de regreso es otra historia, las dos bandas están completamente fragmentadas, grandes hoyos, bordes filudos muy peligrosos para las llantas y los trenes delanteros. Esa si necesita una completa reparación. Se aprecia que por sectores se está “chapucenado”, están echando asfalto negro que contrasta con el gris de la pista de concreto. En los tramos “reparados” el paso es aceptable y creo que es obligación del Micivi terminar de asfaltarlo. Por otra parte es claro que automotores se detienen en muchas poblaciones siendo que a lo largo de la carretera han emergido viviendas y empresas lo que sería un gran problema en caso hubiere pago de peaje (a diferencia de la VAS). Creo que unas fotos de un trébol (paso de desnivel) no debe “apantallarnos”. Por lo mismo, los proyecto de inversión conjunta creo que se deben destinar a muchos otros proyectos novedosos (por ejemplo que alivien el catastrófico tráfico de la capital) en los que sería un gran impulso a la inversión en general.

 

Por cierto que el Festival de las Flores en La Antigua se vio empañado por ese tránsito por la Carretera Roosevelt. Un verdadero dolor de cabeza el paso por San Lucas.

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