Luis Alberto Padilla

Doctorado en ciencias sociales en la Universidad de Paris (Sorbona). Profesor en la Facultad de Derecho y en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos. Es diplomático de carrera y ha sido embajador en Naciones Unidas (Ginebra y Viena), La Haya, Moscú y Santiago de Chile

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Hemos venido señalando –  como un  leitmotiv que aparece en todos nuestros artículos sobre el acontecer político nacional – que la disyuntiva real que enfrentamos los guatemaltecos en esta coyuntura es la de optar por mantener la institucionalidad y el estado de derecho que – con enormes dificultades y tropiezos –  se ha venido tratando de establecer desde que se promulgó la constitución de 1985  o bien, por el lado obscuro,  completar la restauración  del autoritarismo iniciada cuando Jimmy Morales terminó con el mandato de la CICIG y quefue proseguida por Giammattei con la cooptación de las instituciones que sirven de peso y contrapeso en los sistemas democráticos. De manera que, más que de una opción entre partidos,  candidatos y programas de gobierno (la forma)  en realidad se trata de decidir entre si mantenemos  el sistema democrático o si, como quisiera el pacto de corruptos,  restauramos  el  autoritarismo bajo el cual hemos vivido la mayor parte de nuestra historia, sea bajo tiranías unipersonales (Carrera, Barrios, Estrada Cabrera, Ubico)  o institucionales (el ejército después de la década democrática de Arévalo y de Árbenz ). Ese es el  fondo de lo que está en juego. Esa es la verdadera encrucijada que enfrentamos. El próximo domingo  tenemos que decidir entre un sistema político democrático que termine con el saqueo de los fondos públicos o darle continuidad a la dictadura cleptocrática.  En otras palabras:  democracia o barbarie.

Traemos esto a colación porque en el excepcional conversatorio organizado por  Tan Gente (Xavier Soria)   la semana pasada acerca de las perspectivas de la segunda vuelta electoral,   que contó con la participación de Marta Elena Casaus, Lionel Toriello, Enrique Godoy y Ben Sywulka –  todos   distinguida expresión de la bourgeoisie eclairée guatemalteca –  y quienes hablaron en su  condición de intelectuales conscientes de los nuevos rumbos por los que debería  reorientarse (y mantenerse) la república (como la llama Lionel Toriello) a fin de consolidar la democracia, especialmente ahora que el pacto asoma abiertamente su ominosa cabeza. Es por ello que nos pareció acertada la respuesta dada por Marta Casaus a la interrogante acerca de las “alternativas” que  representan los candidatos en el próximo balotaje del día veinte,  al señalar  que  no existe tal dicotomía, pues  lo que realmente está en juego es el futuro de la democracia y del mismo “desarrollo económico” ya que este requiere del estado de derecho para obtener la famosa certeza jurídica  que siempre demanda  el empresariado  para hacer  inversiones y generar empleo: “Me siento muy sorprendida que en estos momentos estemos más cerca de Nicaragua…que de los países democráticos” dijo la académica (también vinculada a un importante grupo empresarial).

 Y decimos que el planteamiento de Casaus  nos parece correcto porque salta a la vista que Sandra Torres no es una alternativa dentro del sistema democrático: su verdadero propósito es restaurar el autoritarismo. Su llegada a la presidencia consolidaría al bloque dictatorial de corruptos, que de facto han eliminado  la independencia de poderes así como los pesos y contrapesos que caracterizan todo sistema  democrático. Tanto las Cortes (CSJ y CC) como el  MP,  la PDH y hasta entidades  autónomas, como la  USAC o el mismo BANGUAT  están bajo control del ejecutivo, de modo que la independencia de poderes y  las autonomías institucionales han desaparecido  en la práctica,  al igual que sucede con el organismo legislativo,  supeditado a una supuesta  “mayoría parlamentaria” en la cual los diputados corruptos venden su voto al mejor postor.   

En consecuencia, tanto la UNE como su candidata, parte del  ilegítimo sistema de corrupción,  no son ninguna alternativa democrática. Basta con recordar que Sandra Torres  “co-gobernó” durante la administración de Álvaro Colom y que siguió haciéndolo – a través de las sucesivas bancadas de la UNE en el Congreso de la República – todos estos años.  Tampoco se puede dar crédito a sus ofrecimientos de campaña porque    ¿ qué clase de plan de gobierno o de principios pueden guiar a una persona que pasa, de la noche a la mañana,  de ser vicepresidente de la  internacional socialista a  expresar el pensamiento  de la más rancia y retrógrada derecha conservadora de este país, desde el partido oficial hasta los grupos pentecostales  o la misma Fundaterror?  Si la señora Torres  puede tirar a la basura principios e ideología   (al igual que lo hizo con su conyugue cuando dejó de serle útil)  es porque está   “casada” con la autocracia, no con la democracia. De modo que, coincidimos con la doctora Casaus:  la disyuntiva real que Guatemala enfrenta es entre autocracia o democracia. Semilla es un partido que se inserta en el sistema democrático. La UNE, en cambio,  es un partido conducido autocráticamente por su dueña y señora que se inserta en el sistema autoritario que el pacto de corruptos intenta restaurar.   

Por su parte Lionel Toriello dijo que  un grupo conservador dentro de la oligarquía  se opone a cualquier reforma y está poniendo en riesgo la supervivencia misma de la república,  haciendo un parangón con lo ocurrido en la antigua república romana cuando Julio César terminó con ella pues para gobernar se requiere del consentimiento de la mayoría:  “con un montón de artilugios legales están tratando de impedir que el pueblo tenga a alguien en quien se sientan representados y todo lo que estamos viendo es en el fondo un intento de subvertir ese principio básico en que se asienta la república, el que gobierna tiene que gozar del  consentimiento de la mayoría de los gobernados…Bernardo Arévalo representa una opción que casi milagrosamente surgió de éste deseo del pueblo de estar efectivamente representado en el gobierno (mientras que) Sandra Torres representa el intento moribundo, torpe pero obcecado de mantener  en el poder a un grupo que no goza de la aquiescencia de la mayoría, eso es lo que está en juego…”. 

Ben Sywulka sostuvo que lo que está en juego es la participación ciudadana versus la continuación de un “modelo” en donde el gobierno es considerado como un  “negocio” , pero que la disyuntiva presente,  si no se respeta el mandato popular expresado en las urnas, podría llevar a  escenarios que  van desde protestas pacíficas hasta reacciones más violentas  subrayando que él no descartaría  “llamados a reformas más profundas” como las  que se podrían poner en marcha por una Asamblea Nacional Constituyente  pues  “la población está demasiado frustrada e indignada y no se va a quedar callada”.   Ante el escenario de un triunfo de Sandra Torres, Sywulka piensa que eso sería darle continuidad a la cleptocracia (“en la cual el gobierno  la pasa dinero al legislativo y a los alcaldes”). Por el contrario,  ante la posibilidad del triunfo de Semilla (“con su ADN democrático a lo interno”) las posibilidades de reformas moderadas son mayores,  aunque también Sywulka  desconfía de las tendencias radicales al interior de Semilla. 

Por su parte  Quique Godoy hizo ver que el triunfo de Bernardo Arévalo  va a depender de la forma como se oriente el  voto de un considerable segmento electoral expresión de un “grupo conservador urbano” –   que debe diferenciarse  tanto  de clientela rural de Torres como como de los “jóvenes urbanos” que han sido el principal  apoyo para Semilla.  Si Bernardo Arévalo es el presidente electo Godoy prevé  tanto  la oposición de extrema derecha como la de izquierda (no necesariamente al interior del partido) y que, sin duda,  harán difícil la gobernabilidad. 

Lionel Toriello, dijo también  que la “democracia controlada”  establecida por los grupos de poder en el 85, con  una “apariencia democrática” pero que en el fondo  se aseguraron  que  quienes llegaran  al Congreso lo harían  como parte de un “listado” pre-aprobado por los “poderes fácticos” con presidentes sometidos al  poder económico ( “el pisto manda”) , algo que les permitiría  mantener indefinidamente su poder.  No obstante, las cosas se complicaron porque las mafias “se fueron subiendo encima de estos poderes tradicionales” y  ahora son “casi que un poder independiente”. De modo que la coyuntura actual se caracterizaría porque ese consenso social en torno a la “democracia controlada” se ha roto. La ciudadanía rechaza ahora la “democracia de fachada” , “ de mentiras”  buscando establecer una verdadera democracia pues  “el sistema se está derrumbando”. Marta Elena Casaus añadió  que el electorado joven será decisivo para apuntalar las transformaciones que se vienen, aunque – por de pronto –  parecería que todavía  nos encontramos  en un  “match point”.  Para Quique Godoy la contienda actual no es entre Sandra y Bernardo,  “va más allá” pues la continuidad del modelo corrupto  y el intento de romperlo es lo realmente en juego,  a lo que cabría  agregar las  transiciones de lo rural a lo urbano, de las viejas a las nuevas generaciones y de la agricultura a los servicios y  nuevas tecnologías. Para Godoy hay que tomar en cuenta también que ahora existe  un poder de los grupos que operan en la  economía ilegal.  En el pasado reciente  el 50% del financiamiento electoral provenía  de la corrupción, 25% del sector privado y otro 25%  del narcotráfico. Actualmente el financiamiento del sector privado se ha reducido a un 5 o 10% mientras que el 90% o 95% proviene de la corrupción al interior del Estado (en obras públicas, infraestructura adquisición de medicinas etc.) y del crimen organizado.  En fin,  para Lionel Toriello esa relativa debilidad del sector privado tradicional (el CACIF  se habría quedado sin candidato propio) está  dando lugar a esta “oportunidad histórica irrepetible” que estamos viviendo y que no  habría que desperdiciar como tantas veces nos ha ocurrido en el pasado. Este despertar de la consciencia ciudadana está conduciendo a un cambio irreversible e inexorable (son  los  calificativos de Toriello) el cual cabría  esperar que no sea violento,  pero que podría serlo si se sigue obstaculizando con  artilugios legales:  “hay que luchar porque no destruyan la república, porque respeten la voluntad mayoritaria y si es necesario hay que ir a sacar del pelo a los desgraciados que están tratando de impedirlo”.   

En fin, un intercambio de ideas notable (que los lectores pueden ver en diferido en el enlace: Perspectivas 2da vuelta) al final del cual Marta Casaus recordó que,  aunque todos los guatemaltecos debemos tener una ciudadanía común, no debemos olvidar la ciudadanía diferenciada y dentro de esta última  la importancia crucial del papel que toca jugar a los pueblos indígenas. Sywulka mencionó el apoyo que el nuevo gobierno debería obtener en el sector privado y Toriello hizo ver que frente a la oposición qué tendrá el futuro gobierno de Semilla en el legislativo y en las cortes  tratando de instaurar “nuevas reglas del juego”   el respaldo de la sociedad civil será fundamental. En síntesis, un conversatorio realmente excepcional.  Felicitaciones a Tan Gente.    

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