Millones invierte el partido Vamos, con fondos públicos para hacerse propaganda. Foto La Hora: COVIAL

 

Es un hecho absoluto que en Guatemala el oficialismo no repite una elección y recibe un tremendo voto de castigo, a pesar del derroche que se hace con el dinero público usado, supuestamente, para comprar el sufragio de los ciudadanos. Por más que se “invierta” en esa compra de votos, los mismos nunca se producen, simplemente porque el ejercicio del poder pinta de cuerpo entero a quienes gobiernan en un país donde el objetivo principal es el robo descarado de los recursos públicos.

Pero esta vez la cúpula del poder agonizante ha dispuesto una nueva estrategia electoral y utilizarán un gallo tapado para lograr su objetivo de permanecer en el control absoluto, aun utilizando a alguien que pueda parecer duro opositor y crítico, pero que ha pactado bajo la mesa para asegurar la continuidad de la productiva fiesta. Pese a los millones que invierte el partido Vamos, con fondos públicos para hacerse propaganda, saben que no tendrán mejor suerte que todos los que le han antecedido en el desteñido papel de partido oficial y por ello el viraje rotundo con el que pretenden engañar al electorado.

Nada mejor que buscar a alguien que haya hasta basado su campaña en un discurso que ofrece cárcel para Giammattei y su gente, porque saben que el nivel de desprestigio del gobierno y sus figuras hará que mucha gente vote por alguien que proponga aplicar la ley a quienes se han dedicado al saqueo del Estado. Y eso convierte en muy interesante la estrategia de darle, literalmente, atole con el dedo a la gente mediante ese diseño estratégico que pretende aprovechar la ingenuidad de electores que jamás pensarían que dejarán tirado al partido Vamos, usado como carne de cañón para evitar que los ataques se centren en el mero candidato oficial.

No se puede negar que es una jugada astuta y que, bien manejada, puede rendir los frutos de que, por primera vez, la cúpula de gobierno logre asegurar vía electoral su permanencia en el poder, aunque hay que recordar que en esta vida todo se termina sabiendo, tarde o temprano, sobre todo cuando es necesario tener “propios” que sirvan de garantía y que, de alguna manera, con sus colas se perfilan lo suficiente.

El tiempo dirá si los electores terminan siendo hábilmente engañados o si, por el contrario, advierten la jugarreta y reaccionan en consecuencia para impedir la prolongación de la Dictadura de la Corrupción que se ha establecido en el país. Y no olvidemos que entre corruptos es muy fácil llegar a acuerdos para perpetuar la piñata que hacen con el dinero público.

Redacción La Hora

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