Al menos temporalmente y por algo seleccionan a puntuales instrumentos de Giammattei, Sandra Torres y Jimmy Morales, personajes sin los cuales ni Rodríguez, ni Vargas, ni Chang valdrían en realidad un centavo, ni siquiera para figurar en la lista. Foto La Hora.

 

Ayer el Departamento de Estado, con motivo del Día Internacional Contra la Corrupción, emitió un nuevo listado de personas corruptas y de Guatemala, donde hay tanto para escoger, seleccionaron a tres emblemáticos personajes. El expresidente del Congreso, Allan Rodríguez, su colega diputado Estuardo Vargas de la UNE, a quien señalan de hacer negocios con el sistema portuario, y Luis Chang, quien fuera ministro de Energía y Minas de Jimmy Morales, cartera especializada en recibir sobornos desde hace mucho, pero mucho tiempo.

Por supuesto que muchos, demasiados en verdad, deben haber sentido un enorme alivio al ver que no fueron incluidos en la lista que presentó Estados Unidos, aunque la inclusión no implica más consecuencia que la del retiro de la visa puesto que, en el fondo, a los que han sido señalados es evidente que ni vergüenza les da, tal vez porque es obvio que carecen de ella. Pero la selectiva escogencia implica un conocimiento de cómo operan en Guatemala las mafias y aunque los que pagan los sobornos quedaron fuera del radar, sí se seleccionó a personas que han sido claves dentro de la estructura de los negocios que se hacen a la sombra de un puesto público.

Y viendo qué tanto conocen en Washington sobre la forma en que actúan los operadores de la corrupción en el país, es obligado pensar que tienen clara la película pero que, por alguna razón estratégica que hace pensar en el caso de Juan Orlando Hernández, hay cuestiones puntuales que se guardan bajo la manga. Al menos temporalmente y por algo seleccionan a puntuales instrumentos de Giammattei, Sandra Torres y Jimmy Morales, personajes sin los cuales ni Rodríguez, ni Vargas, ni Chang valdrían en realidad un centavo, ni siquiera para figurar en la lista.

Se entiende el desencanto que muestran algunos ciudadanos al ver que los dueños del circo, tanto políticos como sus aliados, quedan sin ser señalados, pero este último listado sí que tiene un significado especial por todo lo que tiene que ver con los que dan las órdenes y dirigen las mafias porque les escogieron a operadores clave que tuvieron un papel destacado en el diseño de esas tremendas estructuras de corrupción e impunidad.

El caso es que la administración Biden, que no sufrió la aplastante derrota que aquí esperaban quienes tienen abundantes razones para identificarse como fanáticos trumpistas, mantiene su compromiso contra la corrupción y que puede que tarden, pero no olvidan. Y para algunos, todavía está pendiente el tiempo de llanto y crujir de dientes.

Redacción La Hora

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