No se puede hablar de las elecciones de medio período en Estados Unidos sin el recuerdo de lo ocurrido el 6 de enero de 2021, cuando aquella violenta turba pretendió anular el resultado electoral, forzando violentamente a los miembros del Congreso a rechazar los cómputos reconocidos en todos y cada uno de los Estados y/o territorios. Y es que fue una verdadera prueba de fuego para la democracia norteamericana que estuvo a punto de derrumbarse bajo la violenta agresión para burlar la voluntad popular.
El partido Republicano, el partido de Abraham Lincoln, se fraccionó entre los respetuosos de los principios y tradición republicanos y los seguidores de Donald Trump, a quienes esos valores no les importan en absoluto y en la elección de hoy, ese partido está girando en la órbita del pensamiento de quien se prepara ya para postularse nuevamente para la presidencia en el 2024. Quienes se apegan a los valores del Gran Viejo Partido, como se le conoce allá, son ahora minoría y no tienen más remedio que plegarse para conservar sus posiciones y mantener vivas sus aspiraciones.
De suerte que es una elección compleja, puesto que a la fuerza de los que quieren destruir la democracia porque no aceptan triunfos ajenos, se suma también el descontento generado por una inflación que tiene raíces tanto en la larga pandemia como en la situación internacional y, especialmente, la guerra en Ucrania, lo que puede dar la mayoría en ambas cámaras a las que, en 2024, deberán certificar la validez de la elección presidencial siguiente. Eso significa que lo que está en juego es mucho más que el control del Senado y la Cámara de Representantes, porque a ambos cuerpos legislativos se les quiso utilizar hace poco menos de dos años para que le dieran cara vuelta al voto popular y del Colegio Electoral.
La preocupación de muchos ciudadanos por la polarización existente, que impide el análisis sereno y serio de la realidad, es muy comprensible porque en el mundo se está viviendo una etapa en la que se ha abandonado la razón y se reacciona de manera pasional o, peor aún, visceral respondiendo a teorías de conspiración que pululan en las redes sociales y cuyo efecto será todavía más devastador luego de la eliminación de controles y de la parcialización de Twitter, una de las principales del mundo.
La elección de medio período siempre es importante, pero pocas veces en la historia ha tenido la trascendencia de la que el día de hoy se está realizando en los Estados Unidos.