Desde este domingo 9 de octubre las lluvias han provocado que los cuerpos de socorro y elementos de seguridad ayuden a las familias afectadas por la tormenta Julia. Foto La Hora/Gobernación Departamental de Izabal

El huracán Julia, que llegó a Guatemala como tormenta tropical, empezó a causar estragos desde ayer en distintas partes del territorio nacional, lo que demanda de toda la ciudadanía adoptar las precauciones necesarias y actuar con extrema solidaridad para ayudar a quienes más lo necesitan en estos momentos tan especiales y difíciles. Las autoridades han girado instrucciones y es necesario atenderlas y, sobre todo, evitar riesgos mayores, por lo que en algunos casos deberán realizarse evacuaciones a fin de salvar vidas.

Nuestro terreno está totalmente saturado por las lluvias de este invierno y la llegada de un disturbio tropical viene a complicar las cosas y aumenta exponencialmente los peligros de deslaves o hundimientos, por lo que ninguna medida de precaución podrá considerarse excesiva. La suspensión de clases anunciada ayer cobra lógica si entendemos que no solo en los establecimientos se corren riesgos, sino también en el desplazamiento de los alumnos desde sus casas a los centros de estudio, por lo que dos días de interrupción son convenientes en el sentido de que más vale prevenir que lamentar.

En circunstancias difíciles, los guatemaltecos hemos mostrado siempre nuestra solidaridad y disposición de ayudar a quien más lo necesita. No fue únicamente con el terremoto de 1976 que afloró esa virtud de nuestra gente, sino cada vez que se ha vivido un desastre natural que se convierte en tragedia para algunos, la mayoría está lista y dispuesta a brindar la ayuda que esté en sus manos para mitigar los efectos negativos, sobre todo si se trata de evitar mayores desgracias.

Julia es un fenómeno natural que llega en el peor momento por esa saturación de los suelos de la que hablamos y que se une a una serie de problemas que tiene el país en términos de una infraestructura frágil. Pero es el momento de concentrarnos en los que están en mayor riesgo, en quienes tienen las mayores necesidades, porque debemos evitar que sea otro desastre como los que como país hemos sufrido a lo largo de los últimos años.

Es previsible que las vías de comunicación resulten afectadas por el efecto de las lluvias, tanto en las carreteras y puentes como en las laderas y montañas. Pero también debemos recordar que se han construido muchas viviendas en lugares que se tienen que considerar como de alto riesgo y que, por fuerza, deben ser desalojadas en este momento crítico porque la vida de muchas familias depende de esas acciones preventivas.

Los diferentes cuerpos de socorro están activos y en plena labor, actividad que merece total reconocimiento.

Redacción La Hora

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