Las mascarillas son la principal herramienta para enfrentar el COVID-19, además de las vacunas. Foto La Hora/AFP

En plena ola de contagios, luego de que el Ministro de Salud se quejó de que por haber dispuesto la mascarilla obligatoria estaba siendo objeto no sólo de duras críticas sino hasta de acoso personal, Giammattei dijo que de común acuerdo con Coma habían dispuesto eliminar la obligación de usar mascarilla y que dejaban, otra vez, el cuidado de la salud en manos de cada quien. Coma también dijo que lo acosaban por llamar a la gente a vacunarse, no obstante que si algo hizo falta es una política nacional de información para señalar las ventajas de la vacunación y el gobierno se conformó con el negocio que hizo con la vacuna rusa.

De hecho, no había tal obligatoriedad para usar la mascarilla porque el mismo ministro dijo que el gobierno no tenía cómo hacer efectiva esa obligación y que serían los gobiernos locales los que la harían cumplir. En estudios sobre la pandemia en Guatemala se destacó tanto la incapacidad para vacunar a la población como el notorio descuido que hubo entre mucha gente cuando la mascarilla era obligatoria y algunos la usaban como adorno, colgando debajo de la barbilla o, si acaso, tapando únicamente la boca pero no así la nariz.

Con más de siete mil contagios diarios, Giammattei vuelve a lavarse las manos y cede ante presiones de grupos de poder que se oponen a la mascarilla, en un gesto típicamente politiquero que ya ni quita ni pone porque es evidente que no existe una política nacional de salud para enfrentar la pandemia que sigue presente. Decimos que son más de siete mil contagios diarios porque ahora mucha gente se hace el examen por su cuenta con los kits disponibles para cualquiera que tenga dinero para comprarlos y de eso no hay control, lo que permite afirmar que hay un notable subregistro del curso de los contagios.

Hoy, sin embargo, la publicación en el Diario Oficial de la disposición de eliminar la obligatoriedad de la mascarilla no apareció en otra de las ya muchas fallidas promesas del gobernante. Pero de todos modos, el relajamiento de las disposiciones hará que el número de casos se incremente, sobre todo por la presencia de personas sin mascarilla en centros comerciales y restaurantes con los que dispuso quedar bien Giammattei, cediendo ante la presión de los poderosos sectores que sintieron que el uso de la mascarilla podría afectarles económicamente.

Los verdaderos médicos, los que realmente conocen de ciencia, no están de acuerdo ni con Coma ni con Giammattei e insisten en que la mascarilla es un medio necesario ante la ola de contagios.

Redacción La Hora

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