El Congreso está por aprobar una erogación de más de cuatro mil millones de quetzales para entregar a quienes engrosan el grupo de exmilitares que en un violento arranque, con un acto terrorista de extorsión, le pegó fuego a las instalaciones del Poder Legislativo, en lo que sin duda constituye el más descarado intento por comprar votos de parte del oficialismo que está mostrando que no se detiene ante nada en su afán por perpetuarse en el poder. Y no les basta el control que tienen del Tribunal Supremo Electoral y de instancias como la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Constitucionalidad, que pueden consagrar un fraude electoral como “legítimo”, sino que además hacen chinche con el dinero del pueblo para pagar por votos.
Siempre los partidos oficiales han tratado de usar recursos públicos para comprar votos y lo más visible sin duda fue el derroche que, estérilmente, hizo Sandra Torres en el gobierno de Álvaro Colom, cuando se gastaron millones sin control que no llegaron completos a los supuestos beneficiarios, como sin duda ocurrirá con este nuevo “programa” en el que la carencia de controles permitirá desvíos importantes, como siempre ocurre con los recursos públicos.
El país tiene enormes carencias pero la danza de millones que generan los decretos clientelistas del Congreso para repartir el dinero que debiera servir para financiar el desarrollo y el bienestar de TODA la población impide que esas necesidades públicas sean atendidas porque entre el reparto que significan tres mil millones para infraestructura (léase corrupción) y los cuatro mil millones para los exmilitares, se suma una cantidad que, bien usada, podría aliviar en realidad muchas de las penurias de la gente que no sólo tiene que desplazarse por caminos maltrechos sino que además no dispone ni de un buen sistema de educación ni de salud, no digamos buenos empleos, lo que obliga a tantos a emigrar.
Hacer chinche con el dinero del pueblo es el entretenimiento favorito de nuestros diputados que esperan recibir el voto de los exmilitares, mismo que iría para el partido que controla el sucesor de Torres y Baldetti como poder tras el trono en este país devastado por la corrupción. Y eso se hace aún y cuando el resultado sea enviar el mensaje de que el terrorismo paga y rinde, puesto que no se puede olvidar la acción violenta de los exmilitares para forzar a los diputados lo que, evidentemente, rindió sus frutos porque ahora se dispondrá el reparto multimillonario a favor de quienes incendiaron el Congreso.