Cuando Alejandro Giammattei asumió el poder creó el Centro de Gobierno, entidad que fue calificada como el Gabinete paralelo porque tenía personal que se enfocaba de manera directa en el trabajo de cada uno de los Ministros de Estado para mantenerlos bajo control e instruirlos sobre lo que debían hacer y lo que tenían que dejar de hacer. No se movía la hoja del árbol sin el visto bueno del Director del Centro, quien desde el principio hizo ver su peso e influencia en todo el aparato administrativo. Fue tanto el poder que al final del primer año de gobierno, cuando se produjeron las últimas manifestaciones cívicas importantes, reprimidas por la fuerza, el tambaleo hizo llamar a la Organización de Estados Americanos y hubo una última negociación entre el Presidente y el Vicepresidente para aplacar la crisis y una de las disposiciones fue la clausura del polémico Centro de Gobierno.
Pero la gente de confianza de Miguel Martínez no se quedó en la calle sino que fueron colocados en distintos puestos de la administración pública donde continuaron ejerciendo la influencia que significa el que se sepa que van y actúan en nombre de la mano derecha del gobernante. Una figura con papel similar al que tuvieron Sandra Torres con Álvaro Colom y Roxana Baldetti con Otto Pérez, con todo y que en el caso de Baldetti era además Vicepresidenta de la República electa popularmente.
El nombramiento ayer del nuevo Procurador General de la Nación recayó en el hombre de confianza de Miguel Martínez y ex “asesor” en el Centro de Gobierno y muy cercano también a Leyla Lemus y Omar Barrios, influyentes abogados reconocidos por su absoluta proximidad con Giammattei y Martínez.
No extraña que el Procurador General de la Nación sea alguien de confianza del Presiente porque aunque no es “su abogado” sí es el profesional a cargo de la representación del Estado de Guatemala y al no existir para su nombramiento ningún tipo de postuladora sino que se deja a la libre decisión presidencial, siempre se busca a alguien cercano al gobernante o, más aún, como pasaba con Torres y Baldetti y ahora ocurre con Martínez, cercano al poder tras el trono que en nuestro medio se ha demostrado tener mucho más poder aún que el mismo Presidente.
Si la captura de las instituciones del Estado va pareja y se extiende hasta a entidades autónomas, como la Universidad, no podía ser de otra manera en la PGN que actúa en nombre del Estado, como pasó con el Acuerdo Amistoso alcanzado con Zury Ríos