El uso de mascarilla se ha liberado en otros países, pero sus realidades frente al COVID-19 son distintas. Foto La Hora

En el manejo de la pandemia Guatemala no está a la altura de la mayoría de países del mundo y figuramos a la cola no sólo en la capacidad de nuestro sistema de Salud sino en la consiguiente deficiencia para alcanzar niveles de vacunación satisfactorios y que permitan realmente volver a la normalidad sin exponernos a nuevas muertes. Creemos que tiene plena razón el doctor Edwin Asturias, quien estuvo al frente de la Comisión Presidencial contra el Covid en Guatemala, al decir que la eliminación del uso de mascarilla tiene que ser parte de un plan de desescalada que, por lo menos, ofrezca un sistema de vigilancia y monitoreo de la enfermedad, un modelo de atención primaria y secundaria fortalecido y avances en la vacunación, ingredientes en los que el gobierno no ha dado ni un paso.

Dice el doctor Asturias que el gobierno está copiando y pegando lo que hacen otros países que van a enorme distancia de Guatemala en cuanto al manejo de la pandemia. No podemos actuar como lo hacen países que tienen mucho más de la mitad de su población vacunada mientras acá nuestras cifras resultan patéticas y eso sin contar la cantidad de gente que ni siquiera puede viajar porque fue vacunada con el producto Sputnik V que no es reconocido como eficaz por la Organización Mundial de la Salud, pero que constituyó un jugoso negocio para gente del gobierno nuestro.

Por supuesto que todos queremos volver a la normalidad y es urgente que lo podamos hacer, pero lo primero que tiene que buscar el Ministerio de Salud es explicar cómo funcionará ese sistema de vigilancia y monitoreo de la enfermedad si ni hay acceso siquiera a suficientes pruebas para determinar el curso de los contagios. No digamos la disposición de un eficiente modelo de atención primaria y secundaria fortalecido ni, mucho menos, avances en la vacunación. El Ministerio de Salud en el gobierno del “médico y cirujano” Giammattei ha llegado a evidenciar niveles de incapacidad dramáticos en el manejo de esta crisis sanitaria que forzó al mundo a incrementar su eficiencia en la atención a la salud pública.

Queremos y necesitamos volver a la normalidad y dejar atrás la pandemia, pero ello no se logra por decreto ni porque al gobernante y sus allegados les parezca una genialidad anunciarlo mañana. Se logra con acciones concretas, dando pasos firmes para mantener controlada la situación y para ello la vigilancia y monitoreo son fundamentales pero imposibles de lograr si no hay acceso universal a las pruebas y compilación de la data resultante.

 

Redacción La Hora

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