El Ministerio de Educación hizo públicos los resultados de los exámenes realizados a veintiséis mil alumnos de los que se graduaron de diversificado el año pasado y los resultados confirman lo que ya había dicho la UNESCO que, en estudio reciente, señaló que nuestro país presenta una disminución en los logros de aprendizaje, específicamente en matemáticas, lectura y ciencias. Apenas un tercio de los alumnos sometidos a las pruebas logró buenos resultados en lectura, mientras que dos de cada diez lo hicieron en matemáticas.
No puede sorprendernos esa situación porque ha sido la constante en los últimos años y mientras otros países que han enfrentado dificultades similares logran superarlas, nosotros seguimos como el cangrejo porque ni siquiera se ha logrado implementar una revisión profunda del sistema educativo para determinar qué es lo que está fallando. Se dan los resultados anualmente y todo sigue igual porque en el Ministerio no se pueden tomar decisiones si no es con el visto bueno y beneplácito del importante Sindicato de Maestros que dirige Joviel Acevedo y que es una herramienta de apoyo político a los corruptos gobiernos de turno, situación a la que se le sabe sacar abundante raja aunque ello no tenga ninguna consecuencia en el desempeño de la educación.
El futuro del país está en la juventud y eso no es simplemente una frase acuñada sino una realidad cada vez más lacerante porque el mundo se ha vuelto cada día más competitivo y la capacidad de los habitantes de un país es uno de los factores que pueden atraer inversiones propias de esta modernidad que nos toca vivir. Pero con las deficiencias probadas por los resultados que publica el Ministerio no hay esperanza de que Guatemala pueda, con su mano de obra calificada, atraer inversiones como lo hace, por ejemplo, Costa Rica que se ha convertido en un lugar a donde están fluyendo nuevas tecnologías porque saben que los habitantes del país tienen mejor capacitación que los de otros de la región.
Si mantenemos los dos principales servicios públicos en el colapso y seguimos descuidando tanto la educación como la salud, el futuro se presenta en realidad negro y preocupante. No es posible emprender una transformación que mejore la calidad de vida sin darle a la gente las herramientas que les pueden servir para construir un futuro mejor y más productivo. Y el Estado ha fallado en el cumplimiento de esa responsabilidad y los patéticos resultados están a la vista.