Hoy se celebra en Guatemala el Día del Periodista y quienes ejercemos este oficio conmemoramos la fecha en medio de un ambiente de tensión cada vez mayor debido a que el país ha vuelto a caer bajo un sistema totalitario de dictadura, aunque esta vez no responda a los caprichos de un dictador sino a los de toda una poderosa alianza de tiranuelos que se han unido alrededor de la corrupción para cooptar toda la institucionalidad democrática. Y la prensa, especialmente aquella que trata de cumplir con su misión de informar de manera objetiva y precisa sobre lo que está aconteciendo con esta hegemonía que social y políticamente han afianzado quienes se dedican al saqueo de los fondos públicos y a la acumulación de privilegios, es acosada de mil maneras con la intención no oculta de silenciar las voces que se atreven a señalar la realidad.
El derecho a la libre expresión se traduce, al fin de cuentas, en el derecho del pueblo a estar informado.
Todos tenemos derecho a expresarnos y de hecho ahora, con las redes sociales, ese derecho se amplia al permitir que cualquiera con un teléfono inteligente pueda desahogar sus sentimientos.
Corresponde al usuario de los diversos sistemas de información determinar cuáles son confiables y producen información útil para empoderar a la población en la búsqueda de soluciones para mejorar las condiciones de vida y cuáles son simples desahogos frustrados o, peor aún, maliciosas expresiones que pretenden agravar la confrontación y polarización que tanto daño nos hace a todos pero que le produce abundantes réditos a los que sacan raja a esa división que mantiene inactiva a la masa social.
Por ello es que decimos que la existencia de un periodismo serio y comprometido con objetivos concretos como la transparencia y la verdadera democracia es, al fin de cuentas, un derecho del ciudadano, del receptor de esa clase de informaciones que no pretende maquillar una realidad lacerante que nos debe obligar a actuar con suma responsabilidad si queremos articular un futuro más promisorio para nuestros descendientes.
Es ese tipo de periodismo el que pretenden suprimir, sea mediante la compra de conciencias o mediante distintas formas de persecución, los que se enriquecen en medio de la danza de millones que produce esta peculiar Dictadura de la Corrupción.
Y como siempre lo hemos dicho, en el Día del Periodista más que celebrar pensamos en renovar nuestro compromiso de servir a nuestra creciente comunidad de lectores, ofreciendo información veraz y de calidad, que lo mismo destaca los valores de quienes se esfuerzan por construir un mejor país que señala a los que están empecinados en destruirlo con ese persistente robo de recursos que deberían servir para mejorar en educación, salud, seguridad, infraestructura, generación de empleo y oportunidades para un pueblo que ha sabido demostrar de lo que es capaz luego de migrar a sitios donde con su trabajo abre todas las puertas que aquí se le cerraron.