Si se analizan las expresiones de la Fiscal General sobre el trabajo de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) y lo que se decía en los informes de labores emitidos anualmente, se verá que todo eran elogios para el trabajo que se realizaba bajo la dirección del abogado Juan Francisco Sandoval. Eso hasta que Consuelo Porras fue citada a la Casa Presidencial para comunicarle que se tenía conocimiento de investigaciones que podrían afectar a personas muy allegadas al mismo Presidente de la República. Esto llevó a que la titular del Ministerio Público se fuera a plantar en la FECI para indagar en los expedientes antes de ordenar destituciones y nombramientos para asegurar que gente de su absoluta confianza estuviera en control de todo lo que se hacía.
El siguiente paso fue aprovechar una acción de Sandoval impugnando alguna de esas decisiones para destituirlo en forma súbita y sin que mediara ningún procedimiento administrativo, como debió ser. Pero quedan, tanto en las publicaciones que se hicieron de las declaraciones de la Fiscal como en sus mismos informes de labores, los elogios que se hacían a la que era, sin duda alguna, la más reconocida de las fiscalías durante este período de larga e inútil vigilancia.
Ahora Sandoval hizo una denuncia pública en la que señala que el personal que trabajó con él en la FECI está bajo acoso y se les coacciona para que afirmen que el exfiscal dirigía la FECI con acciones reñidas con la ley y hasta se habla de una especie de organización criminal para aplicarle de esa forma criterios de la Ley Contra el Crimen Organizado. Lo burdo del cambio de actitud salta a la vista y todo mundo sabe cuál fue el motivo, pues se hizo pública no solo la comparecencia de la Fiscal General Consuelo Porras sino también la de la Presidenta de la Corte Suprema de Justicia a esa reunión de Casa Presidencial donde se le instruyó para detener cualquier investigación que pudiera implicar a los más cercanos a Alejandro Giammattei Falla.
Se trata de un montaje que pretende pintar a Juan Francisco Sandoval como un fiscal que operaba selectivamente y de manera criminal, y se ha ofrecido a sus colaboradores que, si lo acusan y señalan, podrán beneficiarse evitando la acusación en su contra, en una burda acción con la que se persigue el montaje de un caso absolutamente falso. Todo el sistema está operando, aunque ni nacional ni internacionalmente alguien lo crea, pero eso les importa poco aun sabiendo que él se encuentra fuera de su alcance.