Hoy se cumplen 77 años del inicio de la Cuarta Época de La Hora tras haber cesado sus publicaciones durante la dictadura de Ubico y fue menos de dos semanas después del 20 de Octubre que Clemente Marroquín Rojas, quien regresó al país el mismo 20 de octubre de 1944, logró volver a publicar La Hora con el concurso valioso de amigos suyos y de personas que creían en la libertad de expresión. Toda la historia de La Hora ha sido dura porque ejercer el periodismo independiente y no vendido en un país donde los abusos de poder son la norma y no la excepción siempre es complicado, pero a lo largo de 101 años hemos subsistido a diferentes embates y cuatro generaciones se han encargado de mantener vivo lo que fue un sueño de un joven estudiante universitario en 1920 que, tras haber sido actor principal del movimiento estudiantil y del movimiento Unionista, decidió fundar una Tribuna para dar espacio al debate de ideas que empoderara a la gente.
La Hora impidió a Ubico el triunfo electoral en su primera intentona, gracias a la campaña Desnudando al Ídolo que abrió los ojos a la gente para no elegir a quien tenía toda la madera de un tirano. En la siguiente elección logró imponerse y Marroquín Rojas partió a un prolongado y duro exilio, de 14 años, en los que desde afuera siguió luchando por la libertad de nuestro pueblo y el fin de la dictadura.
En esta época no hemos estado libres del abuso y la prepotencia. Perseguidos en la postrimería de la Primavera Democrática y luego censurados muchas veces, pero casi los tres años del gobierno de Peralta Azurdia, La Hora continuó su lucha consistente a favor de la democracia. Varios de nuestros periodistas cayeron en la etapa de la dura represión del Conflicto Armado Interno y se sufrió fuerte persecución. Con la llamada apertura democrática (que ha resultado un fiasco) libramos luchas importantes cuando en el seno de la Constituyente se libraba un debate entre quienes pretendían un clima político nuevo de refresco, y otros que querían volver al pasado.
Serrano nos impidió circular unos días, y se terminó cayendo. Desafortunadamente no logramos democracia sino vino la dictadura de la corrupción y nuestra lucha contra ese flagelo tiene un precio que estamos dispuestos a pagar. Nos han acechado económicamente tanto mediante legislación a la medida para castigar a La Hora como mediante el retiro de clientes comerciales pero estamos creciendo cada día y vemos nuestro futuro íntimamente ligado al del país y por eso seguimos luchando con ganas, entusiasmo y fe.