Las autoridades no han brindado mayor información con relación al cronograma de entregas de las vacunas rusas. Foto La Hora/Archivo.

Las autoridades han dispuesto evitar, a como dé lugar, el tema de las vacunas rusas que ya fueron pagadas y que no aparecen por ningún lado, lo que da la sensación de que quieren enterrar un tema que les resulta muy molesto porque no tienen respuesta para todas las interrogantes que surgen alrededor de ese negocio seriamente cuestionado por el hecho de que cada día que pasamos sin acceso a esas vacunas se está condenado a muerte a varias personas que irán siendo contagiadas en el marco de una tremenda propagación de los casos.

Adoptar la postura del avestruz, de enterrar la cabeza para desentenderse de la realidad, es lo único que se les ha ocurrido ante la evidencia absoluta de que algo muy serio enturbia toda la negociación que se hizo con los rusos quienes ni siquiera asumen algún compromiso, aunque sea de mediano o largo plazo, ofreciendo un cronograma sobre el envío de las dosis que fueron compradas con dinero contante y sonante que fue erogado sin las necesarias precauciones que demanda una transacción de ese calibre.

La ciudadanía se ha manifestado con la tendencia que pregunta dónde está el dinero, pero ahora que ya se sabe que parte de ese dinero está en Rusia, con razón se vuelve tendencia la pregunta sobre dónde están las vacunas pagadas de forma manirrota a los intermediarios que supuestamente se hacían responsables de proveer a Guatemala de suficientes dosis para lograr inmunizar a millones de personas que siguen desprotegidas, al día de hoy, no obstante que se producen nuevos brotes, más virulentos aún, que tienen saturada la red hospitalaria y que causa la muerte de muchas personas. El panorama del futuro es dantesco por más que el gobierno insista en que en agosto volveremos a la normalidad, empezando por la apertura de las escuelas y colegios para clases presenciales, lo cual según los epidemiólogos sería un gravísimo y costoso error, sobre todo tomando en cuenta la información ofrecida ayer por autoridades de salud sobre numerosos casos de niños y jóvenes que han contraído la enfermedad.

Por supuesto que ignorar las preguntas de la prensa es más sencillo que dar la cara, sobre todo cuando quienes hicieron la compra no consiguen tener una respuesta de los productores de la vacuna rusa en cuanto a la futura disponibilidad de la misma. Pero ese silencio, cuando estamos viviendo momentos tan críticos y fatales, lo que hace es incrementar el descontento ciudadano que ya es muy alto y que se refleja en las redes sociales.

Redacción La Hora

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