Ayer se decretó el Estado de Prevención para restringir algunas garantías constitucionales a efecto de que se puedan implementar acciones para el control de la pandemia y de esa cuenta se reguló la forma en que debemos comportarnos, haciendo énfasis en el uso de la mascarilla y la distancia social, factores en los que se produjo un notable descuido en los últimos meses. Obviamente el repunte de casos ha obligado al gobierno a tomar acciones directas y, a última hora, decidieron no hacer énfasis, como lo hizo Giammattei, en el tema de las manifestaciones, aunque dejan un apartado en el que se autoriza expresamente disolverlas si la autoridad dice que no se están cumpliendo las regulaciones.
Los ciudadanos tenemos que contribuir con nuestro comportamiento para detener esta ola de contagios que preocupa seriamente por el tema de la saturación hospitalaria y el Estado de Prevención da cierta facilidad a las autoridades para interrumpir cualquier evento o actividad si no se realizan en el marco de las medidas decretadas.
Pero es imperativo decir que el combate al Covid-19 no se puede ejecutar seriamente si no disponemos de las vacunas necesarias y de un sistema de vacunación que le permita a la ciudadanía acceder a la misma. Ahora, gracias a donaciones, tenemos abundante cantidad de dosis pero en los centros donde se convoca a la gente impera un desorden pavoroso y no hay tales de que tengamos la capacidad de vacunar a miles de personas diariamente como aseguró Giammattei en una de su últimas intervenciones públicas.
La vacunación es la mejor prevención que se puede tener contra el avance y propagación de la enfermedad y en ese tema estamos realmente mal, no sólo por depender de la vacuna rusa que llega a cuenta gotas, sino también porque es obvio que no se dispone de la infraestructura necesaria para atender la alta demanda que se produce cuando se sabe que en algún sitio habrá jornada de vacunación. Gente que se ha registrado cumpliendo con las exigencias que ha impuesto el Ministerio de Salud Pública, no logra ser inmunizada por deficiencias del sistema que se elaboró para llevar el registro de quienes han manifestado su interés.
El Estado de Prevención puede funcionar como paliativo si es que se aplica por parejo y sin privilegios para algunos que pueden burlarse de las disposiciones y realizan eventos en gran escala, como ha venido ocurriendo de manera totalmente irresponsable durante los últimos tiempos. Desbordada la actividad, rechazada la mascarilla, sin distancia social y además sin vacuna, el panorama se vuelve dantesco.