Joe Biden ha centrado las relaciones exteriores con el triángulo norte en el tema de la corrupción. Foto. AP.

En Guatemala todo lo dividen entre izquierdas y derechas porque saben que esa satanización abre las puertas para la polarización que tantos frutos ha rendido. Todo lo que no esté para apuntalar el sistema corrupto se gana de inmediato el calificativo de izquierdista que para algunos equivale a ser disociador mientras que la derecha se nutre de patriotas que quieren defender la soberanía y nuestra “democracia” que tiene su raíz en el financiamiento corrupto de las campañas.

Ahora el gran comunista del mundo es Joe Biden porque centra las relaciones exteriores con el triángulo norte en el tema de la corrupción, lo que pone con los pelos de punta a muchos que viven de ella y acumulan privilegios por el poder que ejercen gracias a su posicionamiento en donaciones dizque para la campaña política. Sin embargo, ese izquierdista ayer firmó órdenes ejecutivas que tienen la finalidad de preservar la esencia del capitalismo en Estados Unidos y en su discurso dijo que “el corazón del capitalismo americano está en una simple idea: Una competencia abierta y justa”, es decir una competencia en la que todos pueden participar y en la que no debe haber ventajas para los grandes capitales.

Agregó que “la competencia mantiene el ritmo de la economía y le permite crecer. Pero es la justa competencia la que hace que el capitalismo sea la mayor fuerza en el mundo para generar prosperidad y crecimiento”. Por supuesto que los que llaman comunista a Biden no saben ni jota de ideologías y cuando hablan de libertad están hablando de libertinaje porque libertad no es que cada quien haga lo que se le ronca la gana. Un automovilista circulando contra la vía, al ser advertido de que iba en sentido contrario, responde que Guatemala es un país libre y que él puede hacer lo que quiera. Y así es como los ideólogos de la mal llamada derecha entienden las libertades. No hay derecho que pueda existir sin la contraparte de la responsabilidad y tampoco existe ningún derecho absoluto.

Las reglas claras y regulaciones son necesarias para la convivencia humana y se engaña quien cree que el capitalismo es sinónimo de anarquía, relajo y desprecio a cualquier regulación.

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