En tono relajado el presidente Alejandro Giammattei se refirió al acuerdo de responsabilidad que debe asumir Guatemala. Foto La Hora/archivo/Presidencia

En tono relajado ayer el presidente Giammattei admitió que se tienen que concretar acciones para recibir vacunas porque se nos está pidiendo garantía de que los productores de las mismas no serán objeto de responsabilidades por posibles efectos secundarios que puedan provocar, tal y como lo publicamos hace varios días. Explicó que están entre hacer un acuerdo gubernativo, que a lo mejor funciona para la donación de Estados Unidos, o llevar el asunto al Congreso para emitir una ley que abarque toda la gama de vacunas existente. Su actitud recuerda la fábula de los dos conejos que, perseguidos por unos perros, se detuvieron para discutir si eran galgos o podencos y eso hizo que los perros los atacaran y se los pudieran comer.

Lo mismo pasa con las vacunas, mientras en el gobierno se analiza, discute y decide si se tiene que hacer un acuerdo gubernativo o un decreto ley, el virus se sigue propagando y continúa cobrando vidas, mientras Guatemala aparece a la zaga del mundo en términos de vacunación, mecanismo que se ha probado eficiente para reducir notablemente contagios pero, sobre todo, complicaciones mortales entre las personas que puedan resultar infectadas.

En condiciones como las que vivimos el sentido de urgencia debiera ser el que domine y determine las actuaciones. Los conejos tenían que salvar la vida corriendo, como lo sabían hacer, para escapar de los perros. Pero perdieron estérilmente el tiempo en una discusión pendeja y eso les costó la vida. Por desgracia quienes ahora están deshojando margaritas para decidir que hacer no están en el mismo riesgo que el resto de la población porque seguramente ya están debidamente vacunados, pero son millones los que ansían una vacuna para inmunizarse frente a un virus que se vuelve más agresivo, más contagioso y letal conforme surgen nuevas cepas que, para fortuna de la humanidad, también pueden combatirse con el uso de vacunas.

Que las autoridades no entiendan la extrema urgencia de las vacunas es algo que cuesta asimilar, por más que estemos acostumbrados a las fallas y errores de la gestión pública en un país donde el descalabro salta a la vista. Y es que no se trata de un asunto en el que podamos abrir una mesa de diálogo sino de una real emergencia nacional. El gobierno cuenta con los votos de la mayoría oficialista para emitir una ley como la que se requiere, pero aún y cuando se requiera comprar los votos, como ya es costumbre en el Congreso, éste caso demanda acciones rápidas, precisas y seguras para buscar más vacunas.

Redacción La Hora

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