Es función del Presidente obligar a sus subalternos a que elaboren información coherente y precisa para explicar la necesidad de la vacunación. Foto La Hora/Presidencia

El tema de la vacunación se ha convertido en un serio problema para el país, no digamos para el Presidente que decidió comprar la vacuna Sputnik V en una negociación que por “confidencial” cada día se hace más oscura. Ayer el mandatario mostró su enojo por las críticas que se hacen y dijo que Guatemala estaba como los otros países pequeños, sin vacunas, lo cual no es cierto si nos comparamos con El Salvador y Costa Rica que han adquirido muchas más dosis que nosotros. Y llegó a decir que el país está en capacidad de vacunar a cien mil personas diariamente, cuando no disponemos de vacunas ni de medios para refrigerar y procesar tantas dosis.

Dijo que no es su culpa que la gente no vaya a vacunarse porque no es función del Presidente ir a jalar a la gente para que vaya a los centros de vacunación. Pero sí es función del gobernante obligar a sus subalternos a que elaboren información coherente y precisa, en los distintos idiomas que se hablan en el país, para explicar la necesidad de la vacunación y las consecuencias de no inmunizarse. La ministra de Salud al menos tuvo la coherencia de admitir que no han implementado ningún plan de información porque el negocio todavía está en proceso de adjudicación, pero el Presidente simplemente se volvió a lavar las manos y culpó a la población de no “querer vacunarse”.

Cuando se critica al gobierno y a los funcionarios no se hace con la intención de atacarlos sino para señalar, para que enmienden los errores y deficiencias que pueda haber en la gestión pública. No dudamos que pueda haber ataques mal intencionados o motivados por intereses diversos, pero la ciudadanía tiene derecho a expresar sus cuestionamientos cuando observa que las cosas no marchan adecuadamente. Tampoco dudamos que pueda haber medios que privilegian la pauta de anuncios y que, perversamente, negocian para obtener más, a cambio no sólo de silencio sino de elogios y alabanzas, pero es un abuso generalizar diciendo que todos los medios que señalan los desaciertos andan atrás de pauta.

No cabe duda de que el león juzga por su condición, pero hay en el país aún gente que no anda viendo cómo hace dinero sino que está empeñada en ayudar a construir una sociedad diferente, en la que todos tengamos oportunidades para desarrollar nuestras capacidades sin necesidad de emigrar. Las rabietas son una reacción normal cuando no hay sólidos argumentos para responder y como no hay estrategia de vacunación no queda sino despotricar.

Redacción La Hora

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