Los llamados Acuerdos de Confidencialidad van y vienen porque son el pretexto ideal para tapar todo lo que pueda existir alrededor del tema de las vacunas, esas que no es que no terminen de llegar a Guatemala sino simple y sencillamente que no empiezan a venir a un país que las necesita con desesperación. Se puede entender que los productores de una vacuna tengan interés en proteger detalles del producto y que eso pueda ser parte de un acuerdo de confidencialidad, pero el que por ese acuerdo no se pueda conocer ni siquiera el cronograma del abastecimiento de un producto tan urgentemente necesitado es, no sólo una barbaridad, sino totalmente inaceptable.
Las explicaciones que ofreció la diplomática rusa que habló en defensa de la negociación son una falta de respeto a la opinión pública y más lo es la actitud de nuestros funcionarios que simple y sencillamente aceptaron, por conveniencia, la declaración que pretendía “esclarecer” el negocio realizado por el gobierno de Guatemala sin que se puedan tener verdaderas respuestas de qué pasó con los millones que ya fueron pagados y que, por lo visto, no tuvieron ni siquiera un documento de garantía en el cumplimiento de la obligación de los proveedores de la vacuna.
En general el tema de la vacunación ha sido manejado terriblemente por las autoridades. Las denuncias sobre fallas en el plan elaborado por el Ministerio de Salud son constantes y la gente no ha sido debidamente informada del proceso, no sólo porque no les conviene promover una demanda tremenda por la ausencia de vacunas, sino por una burda falta de planificación digna de tal nombre, según se desprende de las supervisiones que distintas personas y entidades han hecho de la marcha del proceso.
Y ahora que Estados Unidos ha anunciado que usará alrededor de 80 millones de dosis para ayudar a otros países, sólo falta que por las evidencias de que el nuestro es un país donde hasta con la salud pública se hacen negocios corruptos no podamos recibir una fuerte cantidad de vacunas.
Las constantes apariciones que tienen que hacer funcionarios de salud ante diferentes bancadas para dar explicaciones dejan siempre más dudas que respuestas porque es obvio que los funcionarios de la cartera no poseen toda la información que sin duda está en manos de quienes realizaron y cerraron el negocio de la compra de las vacunas y por ello se les ve tartamudear o dar respuestas sin congruencia a lo largo de todas esas estériles citaciones que únicamente sirven para confirmar que aquí nadie sabe nada.