Juan Jacobo Muñoz Lemus

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"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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Juan Jacobo Muñoz Lemus

Conocí hace tiempo a un hombre ya entrado en años con quien entablé una relación cariñosa y de confianza. En una ocasión platicábamos, y entre una irrefrenable producción de contenidos me dijo con entusiasmo, – ¡Sé feliz!

Un poco en broma le respondí que necesitaba un maestro, y entonces espetó. – ¡Nada más amá!

Aproveché lo que me dijo para contarle que amaba a una mujer y quería saber cómo debía llegar a ella para que no dudara de mi amor; y él sin amilanarse me respondió.

-Decile que los milagros existen, que te consta porque sos testigo de uno al conocerla. Y que la esperanza no muere cuando se encuentra a alguien como ella que te avisa con su ser que la humanidad aún tiene una oportunidad.

Me puse exigente y le dije que quería algo menos etéreo y proverbial, más romántico.

-Entonces decile que su belleza es única para tus ojos y tu corazón, y que sos inmensamente dichoso al participar de la fiesta de su amor. Pedile que te vea siempre a los ojos para que encuentre la verdad en ellos, y vos no bajés nunca la cabeza para que pueda hacerlo. Que sin importar lo que haga te encanta, que simplemente te encanta, y que agradecés a la vida por la bendición manifestada en ella, y no reproches los inconvenientes de la relación que por algo han de estar ocupando un lugar en ese momento. Aprovechá las adversidades para crecer y trabajar más duramente por su amor, y pedile que no confíe ciegamente en vos, que con su amor te ayude a seguir avanzando y siendo mejor, y que necesitás que marque tus errores. Por tu parte tratá de comprenderla, y si no lo lográs siempre seguilo intentando por el amor que le tenés. Contale lo maravilloso que es crecer juntos y que te admira y te enorgullece verla convertirse cada día. Decile que sos de ella y que la sentís tuya; que la deseás y que su amor sensual es majestuoso, que te fascina su cuerpo y que con su ser te acaricia.

Quedé abrumado y bromeando un poco con él le pregunté si no sería mucho ese poquito, pero él ya había agarrado aviada.

-Nada de eso, y es más, le gustará saber que aunque a veces estás triste y otras temeroso nunca dejás de amarla y que no podés olvidarla, y más importante aún que no querés hacerlo. Decile también que el universo les pertenece si se atreven, que deseas vivir la vida con ella y no evitarla para llegar en paz a tu muerte con la ilusión de que sea ella la que cierre tus ojos.

Le expresé entonces mi temor de estar cediendo demasiado y de quedar en algún tipo de desventaja.

-Asumo que tu idea del amor es la de un espacio de paz. Ceder solo estaría mal si estuvieras hablando de un campo de batalla. Recordá que ella es una mujer y no te necesita, y que en muchas cosas va a ser más fuerte que vos. Ella sabe ser independiente, así que no seas víctima de tu importancia y no perdás tiempo con la ira, los celos y la autocompasión.

-Pero tanta independencia me asusta-, eso fue lo que le dije.

-Si hay amor no hay angustia y todo transcurre paciente y pacíficamente. No la querrás cambiar, solo dale espacio para que siga creciendo, ella al igual que vos también se está conociendo y descubriendo.

Allí fue donde le dije que ser tan condescendiente podía ser un poco cursi, pero solo sirvió para que me dijera más.

-Se cursi. Te puedo garantizar que no se aburrirá si todos los días le decís que la amás y que tu amor por ella no deja de crecer, que sos feliz a su lado y que ella es tu placer y la delicia de tu existencia. En el amor hay que ser exagerado a veces, ella no quiere oír lo bien que pensás, ni tampoco quiere verdades despiadadas. El espacio del amor es perfecto para ser cursi, también payaso, hasta ridículo. Abrazala seguido, que no se te olvide nunca que un abrazo no es poca cosa. Jugá, reí, escuchá; ella no es tu alumna ni tu pantalla de proyección. No sucumbás a la tentación de hacer valer tu importancia, en su corazón siempre sos importante te lo ha demostrado con sus cuidados estoy seguro, amar es cuidar. No es necesario racionalizarlo todo, a veces ser lógico mata la pasión que ya de por sí tiende a extinguirse.

-Es que es difícil para mí pensar así y en ser cabeza de familia-. Hasta sentí tonto decir eso, pero sin duda lo tenía inscrito en alguna parte porque lo dije. También de eso me habló.

-El liderazgo se turna vos, favorece el descanso y genera admiración mutua y lo que es mejor, favorece que surge más amor. En consecuencia, te aconsejo hacer cosas admirables. Ah, y que todo lo que digás o hagás sea cierto, no tendría caso que no lo fuera. No creo que quisieras ser tan tonto de invertir toda tu vida en una mentira.

-Entiendo bien eso. Que miedo desperdiciar la vida donde no se quiere.

-Así es vos. Y si no te acordás de todo lo que te he dicho, nada más amala, y con eso le estarás diciéndolo todo y mucho más que todas mis palabras.

Lo dijo y se fue. Creo que mi viejo amigo no lo es tanto y que solo tiene más tiempo haciéndose joven en el corazón.

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