Juan Jacobo Muñoz Lemus
El pensamiento concreto se centra en lo inmediato, en lo obvio, no ve más allá. Se enfoca en el aquí y el ahora y tiende a ser muy literal. De forma normal quienes lo presentan son los niños, y en el caso de los adultos, los que tuvieran algún trastorno o personas poco cultivadas. El que es concreto, se basa en asociaciones por consonancia, es decir, en como le suenan las cosas.
Lo contrario del pensamiento concreto es el pensamiento abstracto, que permite manejar símbolos e ideas para formar conceptos como el del futuro, y el mundo de las consecuencias y de las posibilidades. Solo un pensamiento lógico es capaz de hacer juicios razonables y atreverse al discernimiento. Una cosa más; mientras más concreto se sea, menos espiritual se puede ser, porque queda cancelada la capacidad de la sublimación, que convierte lo simple en algo elevado.
Algunas ideas concretas vistas al paso: Una persona comentó que la metafísica era una relación sexual, no solo por cómo le sonaba la palabra, sino porque supo que se basaba en cosas como la especulación. Otra dijo que por sus problemas de próstata y el avance de su nicturia iba a tener que comprar un colchón hipermeable. Y en un caso más; un amigo le dijo a otro con intención filosófica que cuando se está lleno de aire nada es consistente; y el que lo escuchaba creyó que le hablaban del intestino y sus contenidos; sin alcanzar a comprender la metáfora que aludía al pensamiento.
Otro buen ejemplo, me parece, es creer que sexo, matrimonio y amor, son sinónimos. No cabe duda de que pueden ser vinculantes y relacionarse en algún punto, pero no son lo mismo. No vale entonces asumir que, si hubo uno, los otros son lo que sigue o que están garantizados. Cuanto sufrimiento hemos presenciado todos los humanos con esa confusión.
Es demasiado concreto decir que dos se aman porque se casaron, o que aquellos son una familia funcional porque viven bajo el mismo techo, o que alguien está bien porque está haciendo dinero. Igualmente lo es, aceptar algo, solo porque lo dijo el padre.
También es concreto recurrir a ideas mínimas como exigir algo inaccesible porque se trata de uno, o imponer algo porque uno lo dice, o que algo es bueno porque uno estuvo presente. No se entiende si se trata de ignorancia o de arrogancia, pero de igual manera, se reduce todo de manera concreta. Ejemplos hay muchos; cómo se atiende una pandemia, la autosuficiencia de los jóvenes, el descaro de los políticos, el autoritarismo totalitario.
Ser concreto es renunciar a la vida imaginaria. Parte de eso es lo que explica por qué los niños, todavía egocentrados y sin un contacto juicioso con el universo circundante, se culpan cada vez que algo pasa, como ocurre cuando los padres se divorcian y lo hijos creen que es por culpa de ellos.
Para ser abstracto se requiere desarrollo de la corteza cerebral que ayude a desarrollar capacidades como el lenguaje, la lógica y hasta la virtud creadora. Un mismo rasgo para todo es solo marchar; con otros rasgos se aprende a bailar.
Mi abuela materna me contó la historia de un niño que entre una multitud se soltó de la mano de su abuela, la que lo había criado. La gente lo encontró llorando al niño, y al contar su historia le preguntaron como era su abuela, y el niño pequeño solo alcanzaba a decir que ella era linda. Unos policías que al parecer eran bastante concretos se dedicaron a buscar mujeres guapas. De pronto apareció una anciana encorvada y demacrada, y cuando el niño la vio, corrió hacia ella y llorando la estrechó entre sus brazos. Los policías sospecharon del niño y lo interrogaron sobre si ella era de verdad su abuela. El niño les dijo, “SI, ¿verdad que es linda?”
Tengo esta idea, espero que no tan concreta. Todos los niños son lindos. Su belleza depende de la confianza que les da el amor de quien los cuida. Me duele imaginar a unos padres que desprecien a un hijo porque no les gusta. Extrapolando un poco, se me ocurre que hay que tratar a la vida como a un hijo, con mucho amor y belleza.
Presiento que debemos dejar de buscar afuera concretamente, y atrevernos a viajar al oasis de nuestra alma.