Juan Antonio Mazariegos

jamazar@alegalis.com

Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos

La semana pasada, Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, compañía que a su vez, es propietaria de otras plataformas como Instagram, WhatsApp, y Reality Labs, reveló al público la transformación de Facebook en Meta y lo que considera «el siguiente capítulo de internet», el metaverso, un nuevo escenario que simula la existencia del mundo conocido y que sirve para socializar con la comunidad conectada vía online. Si entiendo bien, el metaverso será una realidad virtual, en donde estas plataformas combinadas crearán, para cada uno de nosotros, los usuarios, un universo paralelo que me conocerá, sabrá que busco, que deseo, que sigo, podré gastar en construirlo, comprar y en base a todo ello vivir feliz y satisfecho en mi universo hecho a la medida.

A lo largo de los años he aprendido acerca de motores de búsqueda y algoritmos que me siguen, saben lo que deseo y me lo ponen enfrente hasta que lo adquiero. Lo que aprendí en la Escuela de Negocios, al respecto de cómo identificar una necesidad y buscar como satisfacerla, parece una historia dibujada en alguna cueva de cavernícolas, el metaverso ofrece el futuro. Una obra maestra de negocio que seguro generará muchísimo dinero para sus creadores, pero sobre la cual, a mi juicio, debemos reflexionar.

Zuckerberg, transformado en un Avatar, afirma que “Nos ven como una red social, pero somos una compañía que conecta a la gente», sin embargo, la creación de cada universo paralelo es individual. Los motores de búsqueda y los algoritmos, nos han encerrado en espacios en donde solo compartimos “la verdad” con los que piensan y tienen gustos similares a los míos. Nos vamos aislando entre distintos gustos y corrientes de pensamiento y así, tarde o temprano concluimos y afirmamos que quien no esta conmigo está contra mí.

Las afirmaciones de que Facebook consiente la divulgación de mensajes de odio, proviene de quienes antagonizan esos mensajes y seguramente, estos últimos, son a su vez, para otros usuarios, también generadores de mensajes de odio. Estoy cada vez más convencido que la ausencia de discusión y de la contraposición de ideas, no nos lleva a ningún otro lugar que no sea el de la polarización extrema.

Por supuesto habrá que disfrutar del nuevo juguete, es sorprendente el avance tecnológico que conlleva cada una de estas genialidades. Podrá asistir en directo y en primera butaca a cualquier gran concierto, disfrutará de cualquier lugar o experiencia, viajar sin limitaciones, aunque no se desplace ni un paso, eso es una maravilla. De igual manera entiendo que podrá dar rienda suelta a sus más obscuros deseos y banalidades, media vez lo pague, no hay problema.

¿Dónde está el límite?, ¿debe alguien establecerlo?, a mi juicio no. Por supuesto, los padres y tutores para los menores, o incapacitados, sin duda. Los demás, se supone que somos responsables…. Creo que al Avatar de Zuckerberg no lo dejaron terminar, o en su metaverso no tiene la versión que es para mi, la correcta, “somos una compañía que conecta a la gente en un mundo paralelo y la aísla en el mundo real”.

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