Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Horrorizados e indignados los ojos del mundo observan el Genocidio que Israel comete en contra del Pueblo Palestino.  Al día de hoy la cifra de muertes en la Franja de Gaza supera las 29,400 personas, de las cuales más de 13,000 son niños y niñas; más 69,465 heridos y el 85% de la población palestina son considerados desplazados internos en medio de una grave escasez de alimentos, agua potable y medicina.  Según la Organización de Naciones Unidas, ONU considera que al menos el 60% de la infraestructura en Palestina ha sido dañada o destruida.

Estos deleznables hechos cometidos en contra de la Humanidad, sólo comparables con otros actos de Genocidio, tales como el Holocausto Nazi, en Camboya, Ruanda o en Guatemala; han sido acertadamente denunciados ante la Corte Penal Internacional -CPI- quien ya ha resuelto provisionalmente que se deben de detener tales actos, hacer un cese al fuego y permitir el ingreso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.   Lamentablemente, Israel como buen Estado Genocida y criminal no ha cumplido con el mandato de la CPI.  Es un hecho que el delito de Genocidio cometido por Israel encuadra perfectamente bien en lo contenido en la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, la cual establece que: “se entiende por Genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) matanza de miembros del grupo; b) lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; y e) traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

En la actualidad, la humanidad está asistiendo al acometimiento de este delito grave en tiempo real.  A la humanidad le tomó tiempo conocer la dimensión del Holocausto Nazi y ahora esperamos que no nos lleve tanto tiempo verlo y que además esto no sea muy tarde.  Es tiempo de comprender que un Pueblo no puede considerarse “ángeles bajados del cielo” o un “Pueblo elegido por Dios” cometiendo las atrocidades que se están llevando a cabo en Palestina.  Estos hechos distan mucho de eso y más bien son las acciones prototípicas de regímenes fascistas y autoritarios que desean imponer a sangre y fuego su voluntad a otro u otros Pueblos.

Indigna aún más como guatemalteco que el Gobierno haya respaldado a Israel y se haya colocado a la par de los pocos Estados que le respaldan. Lamentablemente el Gobierno de Guatemala en este caso, pasará a la historia como consentidor y cómplice de los actos de Genocidio y esto nos debería de producir mucha vergüenza e indignación, más aún cuando los propios Pueblos que llevaron y permitieron que hoy Bernardo Arévalo sea presidente fueron sometidos a actos de Genocidio en el pasado.

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