Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

post author

Recientemente la fiscal general y jefa del Ministerio Público -MP- salió en sus ya acostumbrados videos pre grabados y claramente editados, dando un mensaje a lo que suponemos trabajadores y trabajadoras de la fiscalía. En dicha alocución refiere que sigue frente a sus funciones y que lo hace porque está ahí “para cumplir sus obligaciones y que estas lo hacen, no sólo por mandato de ley, sino por mandato del de arriba y que para eso dios la tiene ahí.”  Esta no sería la primera vez y lamentablemente no la última y ni sería la primera funcionaria o funcionario de Estado que invoca el nombre de dios para justificar sus acciones. 

Se le olvida a la señora fiscal que ella está en ese puesto no por designio divino y mucho menos por la delegación o designación de un rey que se autoproclama la representación de dios en la tierra, sino que, se encuentra desempeñando una función pública que está enmarcada en nuestro ordenamiento jurídico.  Pero también se le olvida a la señora fiscal que el procedimiento por el cual fue “seleccionada” para desempeñar tan alto cargo es el resultado de una serie de acciones amañadas, corruptas e impunes y que a su vez estas fueron realizadas por actores mafiosos que no podrías estar más lejos de la supuesta divinidad que ella alude. Será que la fiscal en su embriaguez y trance de poder, ya no recuerda que tuvo que ocultar su falsa tesis y que el argumento vil y fuera de la ley, era que en tanto la persona a la que se le plagio más del 80 por ciento de la misma, no había presentado la denuncia y fue porque está ya había fallecido.  O es que acaso no recuerda la señora fiscal que prácticamente se obligó de manera ilegal e ilegítima a los comisionados para que fuera incluida en la lista final de candidatos y candidatas a dicho puesto.  

Pero también se le olvida a la golpista fiscal que en materia de cumplimiento de las funciones que le corresponden al Ministerio Público ha dejado en total y absoluta indefensión a la población que dice defender y proteger. Las miles de denuncias que son interpuestas por ciudadanos y ciudadanas afectadas por la violencia no son tramitadas con agilidad, rara vez llegan a investigar y perseguir penalmente a las y los responsables de las mismas, haciendo de la impunidad un mecanismo que por excelencia da paso al aumento de los hechos delictivos.  Ha sido una fiscalía que ha permitido la liberación de asesinos, ladrones del erario público, lavadores de dinero, traficantes de drogas, tratantes de personas y de niñez en particular.  Así que señora fiscal, no se escude, ni justifique su mediocre y corrupto actuar bajo el argumento de un designio divino, porque usted se encuentra en una república, sino porque sus acciones están muy alejadas de proteger la ley y el bien común de las ciudadanas y ciudadanos.  

Artículo anteriorEl MP dice que las elecciones generales 2023 son nulas por actas 4
Artículo siguienteSe atoró la maquinaria de la corrupción; sin arreglo, debemos desmantelarla