Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Uno de los libros que considero vitales para leer y ayudar a comprender lo que está sucediendo en la actualidad es el 18 Brumario de Luis Bonaparte escrito por Karl Marx, el cual expone como un Golpe de Estado en París, Francia, dado por Luis Bonaparte es el resultado de la lucha de clases y las condiciones materiales que cada una de las clases sociales defendía en aquel momento. Considero que es importante esta lectura porque también en el caso guatemalteco puede entenderse que el actual momento político y el Golpe de Estado impulsado por el Pacto de Corruptos no es más que el resultado de la lucha de clases y las condiciones materiales a las que han orillado a la población guatemalteca, en particular a los Pueblos Indígenas. 

Guatemala es un país que se ha fundado al amparo de la expoliación de los territorios y la fuerza de trabajo de los Pueblos Indígenas y que este hecho se da bajo la ideología de un profundo racismo que ha excluido a los Pueblos Indígenas que habitan estos territorios de las posibilidades de educación, salud, vivienda digna, protección social, empleo y salario digno y de una vida plena.  Esta lamentable condición al que el Estado guatemalteco ha sometido a su población y en particular a los Pueblos Indígenas lleva siglos y junto a ella también hemos podido observar una lucha permanente y sistemática por transformar estas indignas condiciones.  Sabemos bien que las comunidades y los Pueblos han luchado y resistido para garantizar su vida digna desde la conquista, en la colonia y a lo largo de toda la vida republicana de este país.  

En la actualidad, por más violencia, por más explotación, por más racismo, por más empobrecimiento y por más discriminación a la que la oligarquía guatemalteca y el Estado han sometido a los Pueblos, hoy son el actor central del escenario nacional y sin lugar a dudas serán quienes gestarán la gran transformación que Guatemala requiere. Es necesario comprender que el Golpe de Estado impulsado por el propio presidente Alejandro Giammattei, la Fiscal General Consuelo Porras, Curruchiche, varios jueces, la Corte Suprema de Justicia, la Corte de Constitucionalidad y miembros de la oligarquía guatemalteca, no es más que el resultado del terror que tienden a perder sus privilegios, a perder los réditos de la corrupción y la impunidad y a perder el poder que históricamente han sostenido y esto gracias a la claridad de los Pueblos en este país.  El resultado electoral del 25 de junio y del 20 de agosto en las elecciones generales, es tan sólo un pequeño paso, en medio de lo que hoy asistimos como sociedad.  Hoy es jugarnos el todo por el todo y eso lo tienen claro los Pueblos Indígenas quienes viven en carne propia lo peor de este Estado.  Es tiempo que el resto del país, les acompañemos y luchemos todos y todas juntas por transformar este país y acabar en definitiva con el pacto de corruptos histórico que nos oprime.  

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