Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

post author

En las elecciones del presente año, tanto las llevadas a cabo el 25 de junio, como la segunda vuelta electoral del 20 de agosto, el Movimiento Semilla obtuvo los siguientes resultados: de las 340 alcaldías, logró ganar en un municipio y de los 160 escaños en el Congreso de la Repúblico logró ganar 23 diputaciones. Mientras tanto, en la segunda vuelta electoral el binomio conformado por Bernardo Arévalo y Karin Herrera ganó con el 58 por ciento del total de votos emitidos, lo que representó un amplio triunfo sobre la segunda opción electoral, así como en contra de un grupo de partidos políticos mayoritariamente de la derecha y de las expresiones mafiosas del país. Es decir, que el margen del triunfo, con más de 21 puntos porcentuales sobre la segunda opción, es una representación de la amplia legitimidad otorgada por el Pueblo guatemalteco, al Movimiento Semilla frente al Organismo Ejecutivo. 

Sin embargo, es necesario observar que estas elecciones se dieron en un marco, en donde la alianza criminal organizada en el Pacto de Corruptos, había optado por asestar el golpe final a la democracia, lo cual se vio truncado por la elección popular otorgándole el triunfo al Movimiento Semilla. La respuesta articulada desde el Presidente Giammattei, junto a las y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, así como varios jueces, la Fiscal General y Jefa del Ministerio Público Consuelo Porras y las y los fiscales que le rodean, junto a un grupo de la vieja y corrupta oligarquía guatemalteca, ha sido impulsar un Golpe de Estado en cámara lenta que busca con desesperación impedir que Bernardo y Karin lleguen a la presidencia o como mínimo debilitar a su máxima expresión el poder que les ha sido conferido en las urnas. 

La situación no es para nada sencilla y representa un gran reto para el Movimiento Semilla, en la medida que el proceso de cooptación institucional puesto en marcha por las mafias desde el Gobierno de Otto Pérez Molina, continuado por Jimmy Morales y profundizado por Giammattei, sin bien ha sido golpeado, aún mantienen el control del Organismo Legislativo con alrededor de 130 diputaciones, la mayor cantidad de alcaldías municipales y por supuesto las altas cortes del país y el Ministerio Público. A ello, hay que sumar el respaldo de algunos grupos corporativos familiares grandes del país. 

En esa correlación de fuerzas, el Movimiento Semilla debe de hacer una estrategia que de manera paulatina le permita alcanzar dos grandes objetivos, por un lado ir recuperando la institucionalidad del Ejecutivo y otras instituciones que le sean posible ocupar, así como construir poder popular que sea una fuerza social que se contraponga al poder del Pacto de Corruptos y por el otro gobernar y gestar políticas públicas que le permitan responder a las necesidades y demandas de la población. De ahí la importancia de comprender que se ha ganado una elección, pero no ha sido la toma del poder total y mucho menos ha triunfado la Revolución. 

Artículo anteriorEl 1 de octubre, efemérides, el Día Internacional del Niño
Artículo siguienteAP: Muere Dianne Feinstein, senadora demócrata californiana