Flaminio Bonilla

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Lo más importante en la vida social y política de una Nación son los niños, por ello el 1 de octubre es el Día Internacional del Niño, la celebración tiene como objetivo principal recordar que los derechos de los niños deben ser respetados. Fue una iniciativa en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se manifestó un interés primordial en el cuidado, protección y afecto que se debe dar a la niñez, tomando en cuenta la importancia que esta etapa de la vida tiene para cualquier persona. Pero mi columna de hoy es un homenaje y exaltación a los infantes autóctonos guatemaltecos; para el niño indio piedra-sol, niño ángel piel curtida, niño Juan, Pedro, Miguel niño indígena, Guatemala es tuya, niño indígena obrero, niño indígena campesino, niño indígena, Dios está contigo. Niño indígena explotado, niño de Guatemala desnutrido, niño compatriota analfabeta, hombre chiquito de corazón grande. Inditos mayas, mazorca amarilla, tez morena. Indito de Guatemala, yo quiero cantarte, no importa que mi grito duela, no importan mis ganglios enmohecidos, ni mi acento tembloroso. Quiero decir que en mi corazón y en mi conciencia, traigo la herida de tu enfermedad y tu ignorancia. He visto tu estomago abultado y oí tu queja de dolor y de hambre. 

Desde joven siempre conocía muchos mocosos, pequeños, criaturas pobres, niños como Ángeles Sucios, veces lloran cuando suena el timbre de una puerta y aparece un niño mugriento, aquel chico diminuto que llega todos los días a pedir que le den pan. Tiene la cara roñosa y los pantalones rotos, la camisa no es camisa sino un trapo lleno de parches. Tiene frío, sed y hambre y en su cara se adivina que es hijo del sufrimiento. Le dan pan, techo y abrigo y le calman un instante. ¿Pero quién le da esperanza en un futuro distinto? ¿Quién le dice que mañana será un hombre verdadero? ¿Quién le dice que mañana la rosa será de él? Por eso quiero cantar y que mi canto llegue. 

Invariablemente en la conmemoración del Día Internacional del Niño, nos brotan lágrimas por los niños asesinados contra la injusticia que tornó a mi tierra en su paraíso y un patio trasero, con turbia indolencia las rancias y caducas oligarquías, utilizando salvaje y cruel sevicia, ajusticiaron con grande maldad a miles de humildes campesinos, arrasaron pueblos, aldeas y cantones, violaron niñas y mujeres, asesinaron a infantes y ancianos. Porque en Guatemala hubo un General desquiciado gritón y muy desgraciado que como un mal parió a la Patria ensangrentada. Un General despótico y violador de los derechos del hombre, que ha humillado a miles de mujeres, hombres, indefensos niños y desvalidos ancianos, con la estrategia inhumana de la “tierra arrasada”. 

Ese General autor de Sansirisay, Cuarto Pueblo, Agua Fría de Uspantán, 1700 mil asesinos de los mayas IXILES, más de 200,000 son víctimas; esos 107 niños masacrados y quemados, con la ofensiva de “tierra arrasada” y de “fusiles y frijoles”, hacía viable y políticamente necesario el asesinato colectivo y el exterminio de indefensos niños y mujeres, con el Plan Victoria 82, en el Plan Sofía con ser “indio” -es con racismo y el miedo social-.

No se nos olvidará la desnutrición crónica muy alta en los departamentos de Huehuetenango, Totonicapán, Sololá, de las Verapaces, Chiquimula, Chimaltenango, esa desnutrición con la cadena perpetua del Corredor Seco, porque en Guatemala el 46.5% de los niños sufre desnutrición crónica según estadística oficial en UNICEF. La escasez de comida en Guatemala ha aumentado en los últimos años a causa de la pandemia, el cambio climático y el impacto de los desastres naturales, pero lo más importante son los gobiernos corruptos que no hacen nada con el desarrollo social, porque hay miles de familias que se acostumbraron al plato vacío. 

Y no se olvidará nunca un Crimen de Estado de las 41 niñas quemadas y asesinadas y 15 más sobrevivientes, en la tragedia del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, el 8 de marzo de 2017 porque seis años después, no hay Justicia para 56 niñas víctimas de ese incendio en ese Centro. La reafirmación que NO hay justicia, porque esas niñas son mártires de Guatemala y como muchos más, porque no se podrá olvidar y negar la memoria histórica de nuestro país. Aquí reitero lo que alguna vez en 1994 escribí en la columna periodística en este vespertino “. . . ya no seguiremos permitiendo que en este país salga siempre victoriosa la muerte y aniquilada la vida, ya no toleraremos la victoria de la intolerancia, la incomprensión, el crimen y la impunidad, ya no permitiremos que caiga derrotada la vida y la inteligencia. Ya no permitimos de nuevo el triunfo de la barbarie y la derrota de la razón y la existencia”. 

Mi narrativa para la niñez, una creación real del espíritu y la imaginación prolífica total humanista con la vida de los niños y de las niñas. Hoy en este 1 de octubre no tengo homenajes a los niños de la parentela de nuestro clan, a los “peques” menudos con los vínculos y consanguinidad, nuestro pequeño nieto Tadeo y mis sobrinos Sebastián, Martín y Julián, porque estos niños de nuestra familia tienen de todo, primero mucho amor, cariño y afecto, vivienda, colegios, vacaciones, diversión, hobby, distracción, cumpleaños, etc., etc., YO estoy hablando y escribiendo de la tragedia de los niños desnutridos que mueren cada día, con una sociedad clasista, elitista, racista y discriminadora con las etnias y con la cultura de los indios y sus raíces mayas. Esta columna tiene un acontecimiento, una exaltación, una ofrenda y totalmente respeto a las etnias de guatemaltecas, grupos étnicos principales son los achií, akateco, awakateco, chalchiteco, ch’orti’, chuj, itzá, ixil, jacalteco, kaqchikel, k’iche’, mam, mopan, poqomam, poqomchi’, q’anjob’al, q’eqchi, sakapulteco, sipakapense, tektiteko, tz’utujil, uspanteko, xinka y los garífunas. Para nosotros es la evocación ancestral de nuestros mayas abuelos, Tecún, Ixpiyacoc e Ixmucané y tus atávicos dioses Kin Xoc y Hunab Ku.

Estas divagaciones sobre nuestra situación de violencia, anarquía e impunidad, reafirman la desgracia de los guatemaltecos y la angustia de nuestra antagónica y desangrada sociedad. Diana mi esposa me comentaba que lo trágico cobra la mejor carta de presentación, es para el triunfo y la victoria o la derrota y el fracaso, por ello mi solidaridad con este calvario y la tragedia de Guatemala.

Termino mi columna con un réquiem para la Injusticia: Recién ayer enterramos la injusticia, le dijimos adiós a la tragedia y con blancos ropajes de alborada amanecimos cantando a la esperanza. Nos despojamos del hambre y la miseria, le negamos el paso a la ignorancia y hartándonos de pan con el hambriento bebimos en cáliz de abundancia el agua clara de abierta democracia. Y el niño pobre desnutrido comió los panes y peces nazarenos saciando su hambre en mesas abundantes con risa alegre que sólo da la infancia. Con nuestro obrero constante compañero y el campesino labrante del sustento nos encontramos en grandes avenidas y en un abrazo fraterno y solidario le hicimos frente a la luz del día nuevo. Palomas blancas de paz por todos lados tañer campanas con aires libertarios de un mundo nuevo sin guerras ni egoísmos fue ayer el sueño que tuvo un utopista.

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