Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

El gran filósofo griego Platón, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles en su obra maestra La República, plantea a manera de diálogo la importancia de la educación y expone el mito de la caverna. En esta alegoría Platón plantea una situación hipotética donde unos hombres desde su nacimiento, están encadenados en el fondo de una caverna y las antorchas que hay dentro proyectan unas sombras en la salida de la misma; para estos hombres encadenados dichas sombras son asumidas como la realidad, aunque no sean más que una forma distorsionada de sí mismos y de su entorno. Luego uno de esos hombres, logra liberarse de las cadenas y empieza su salida de la caverna. Al ir saliendo de la caverna, la luz del sol y de las estrellas, le son incómodas a la vista y le hace apartar la mirada, y las figuras borrosas que pudo ver le parecían menos reales que las sombras que ha visto toda la vida y por ello querría volver al fondo de la caverna. Al final, este hombre liberado, debe acostumbrar sus ojos al brillo de la luz y con ello percibir la verdad y la realidad del mundo que le rodea.

Por loco que parezca el mito de la caverna, planteado por Platón, resulta ser una alegoría muy exacta de lo que ocurre en nuestra sociedad actualmente, ya que nos plantea la existencia de una realidad que está ahí independientemente de nuestras opiniones o de nuestras concepciones de la misma. También nos coloca sobre la evidencia de los permanentes engaños, representados en las antorchas, que nos distorsionan la realidad y nos hacen permanecer muy lejos de la verdad o realidad y por último, el hecho vital el más importante de este mito, que representa la liberación de las personas, el acceso del conocimiento y la educación y con ello el punto de no retorno.

Es evidente, que las élites de este país, en particular la oligarquía guatemalteca ha sostenido, en colusión con la élite política mafiosa, un sistema concebido para engañar y mantener en la ignorancia a la población. Dominio sobre el currículo nacional base que perpetúa estigmas, que no promueve el pensamiento crítico, que está diseñado para dotar de fuerza de trabajo a las empresas y no para educar a las personas. Pero también dominio sobre los medios de comunicación, que distorsionan la realidad, que con sus luces sólo enfocan aspectos que son de interés de las mismas élites. Este engaño permanente, amplia y profundiza la opresión, tal cual la vivimos hoy.

De tal cuenta, que la sociedad guatemalteca, debe de iniciar la fase de la liberación, como aquel hombre del mito, que se liberó de sus cadenas e inició el ascenso hacia la luz, que al inicio le fue incómoda, pero una vez acostumbrado a la misma, le permitió ver la realidad. Romper con los engaños de las élites, romper con sus mentiras y con la realidad distorsionada, nos permitirá construir la nueva sociedad que tanto anhelamos.

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